Manuel Vázquez Montalbán

Futbol Club Barcelona

Texto y selección de contenidos: Jordi Osúa

Amante del deporte

Manuel Vázquez Montalbán acostumbraba a utilizar el adjetivo “culé” para definirse a sí mismo. Este interés por el deporte en general y por el FC Barcelona en particular queda reflejado tanto en su vida como en su obra. Algunos de sus ensayos, novelas, guiones televisivos y numerosos artículos periodísticos están dedicados a la reflexión sobre el fenómeno deportivo por lo que obtuvo un gran reconocimiento internacional. Pese a su limitada educación deportiva, practicó algunos deportes, pero sobre todo siguió por radio o televisión el fútbol, el ciclismo, el tenis y el boxeo.

Su barcelonismo se enraíza en el paisaje sentimental de su infancia en el barrio del Raval, en el mito del Barça de las Cinco Copas y en la asistencia, primero, al estadio de Les Corts con familiares y, posteriormente, al Camp Nou con un grupo de intelectuales de la izquierda antifranquista.

Su acertada y original explicación del “más que un club” con la frase “ejército simbólico desarmado de Cataluña” tuvo una gran repercusión. Participó en diversos proyectos del club y dio a conocer su significado político y social más allá de nuestras fronteras. Participó en diversos proyectos del club y dio a conocer su significado político y social más allá de nuestras fronteras. Pendiente de los resultados de su equipo desde cualquier rincón del planeta, decidió finalmente abrazar la condición de socio. El homenaje realizado en el Camp Nou el día de su muerte y la creación del “Premio Internacional de Periodismo Manuel Vázquez Montalbán” son una muestra de la importancia de su figura y su legado como intelectual, periodista deportivo y aficionado culé.

Biblioteca deportiva de MVM

Selección de textos

Práctica deportiva
Práctica deportiva

Una mala educación deportiva: «Nuestra mala educación sentimental se hacía mala educación deportiva, peor aún, imposible educación deportiva. Solo en los colegios de cintura urbana para arriba sabían para qué servía un cronómetro y años después, cuando las autoridades educativas trataron de imponer “el deporte” en los colegios de barrio, situados en pisos y sin otro profesor posible que la hija más delgadita del señor director, quien hizo el negocio fue el carpintero más cercano, responsable de hacer un potro, por ejemplo, a ojo o de oído, con el evidente riesgo de que toda una promoción de escolares perdiéramos sobre su lomo la posibilidad futura de ejercer como atletas sexuales japoneses»

«Abrir los ojos al sentido del músculo en la posguerra no era estimulante. Las únicas instalaciones deportivas populares eran los solares abiertos por las bombas, campos de fútbol improvisados para pelotas de trapo, lata o goma y, en vez de duchas, alguna boca de riego o aquellas fuentes de Barcelona» («Crónica sentimental de la musculatura» En: Olimpiada Cultural, 16 noviembre 1990. Sin paginar.).

Fútbol en solares de extrarradio: «Cuando éramos pequeños, entre Barcelona y l’Hospitalet había veinte quilómetros de solares. En Montjuïc, los palacios que habían caido de la Expo eran explanadas donde íbamos a jugar a pelota» («Barça i integració» en. Amb blau sofert i amb grana intens. Cent anys del Barça. Barcelona: Proa, 1999, p. 152).

Fútbol entre adoquines: «Marcet, un finísimo interior que en cierta ocasión chutó un balón que le cedió en una calle (entonces se podía jugar al fútbol en las calles) un compinche de peloteos. Marcet cogió la pelota, se la pasó de un pie a otro, se la subió a un hombro, luego a la cabeza, la dejó caer sobre la punta de un pie… en fin, demostró control de balón. Después del lance hubo división de opiniones. El ala más radical de la chiquillería allí reunida reprochó al que había pasado la pelota a Marcet que confraternizase con el enemigo. Pero, afortunadamente, se impuso la mayoría moderada y Marcet, a pesar de ser del Español, entró en nuestro Olimpo mental y durante los años que nos quedaron de compadreo y adolescencia recordamos aquel día en que Marcet pasó por nuestro estadio de adoquines» («Enemigos para siempre». El País, Deportes, 29 de noviembre de 1992, p. 48).

El equipo de fútbol once de les Flors de Maig: «El equipo de “les Flors de Maig” era un equipo con gente que trabajaba en editoriales (Planeta, Salvat, Enciclopèdia catalana, Larousse), también algunos jóvenes universitarios penenes. Se montaron dos equipos, no sé cómo, uno era “els Flors de Maig”, que se llamaba “Atlètic Marxista” y que íbamos de rojo, y otro que era el ”Real Àcrata” que iban de negro y era con quien normalmente jugábamos partidos. Había mucha gente diversa, incluso un profesor que fue vicerrector de la Universidad de Barcelona o Enric Fusté, asesor financiero de Manolo y que aparece en Carvalho, Jordi Borja, Solé Tura, era una mezcla de gente del mundo editorial y del mundo político. Normalmente jugábamos los sábados o domingos por la mañana. Recuerdo una anécdota significativa. Fuimos a jugar a la Verneda, en Poblenou, una barriada obrera y popular, al lado del campo de la Bota. Estábamos jugando y había una cosa que llamaba la atención, aunque nosotros no le dábamos importancia, era que mirando a los dos equipos posiblemente las tres cuartas partes de los jugadores llevaban barba, porqué era una época de melenudos, y uno del público dijo «estos equipos gastan menos en barberos que los rusos en catecismos». Llamaba la atención porque no eran los equipos normales de gente joven del barrio, sino gente del mundo editorial, normalmente de izquierdas y que al final acababan llamando y diciendo necesitamos once para jugar… Yo recuerdo estos partidos que se hacían de tanto en tanto, yo recuerdo haber participado dos o tres veces al año, más bien en primavera.» (Testimonio Borja de Riquer).

Fútbol sala con los compañeros de la revista CAU

Posición de delantero centro
«E.V.-M (Enrique Vila-Matas): ¿Tú de qué jugabas, Manolo?

MVM: Yo de delantero centro porque ya era un poco pesado, iba a la carga…

E.V.-M: ¿A quién te parecías?
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MVM: Era lo que se llamaba la furia española. Para-choques, pero de tanto en tanto marcaba goles”

(«Barça i integració». AAVV. Amb blau sofert i amb grana intens. Cent anys del Barça. Barcelona: Proa, 1999, p. 153)

Ping-pong en la parroquia del Carmen:
“Recuerdo que en aquella época para tener lugares de encuentro sólo podías hacerte del Frente de Juventudes o del Centro Católico del barrio. Y yo me hize del Centro Católico de la parroquia del Carmen.
Por cierto, allí coincidí a menudo con Benet i Jornet i Antoni von Kirchner. Nos encontrábamos allá para jugar a ping-pong.”

(Quim Aranda. «Què pensa Manuel Vázquez Montalbán». Entrevistat per Quim Aranda. Barcelona: Dèria Editors, 1995, p. 27)

Ejercicio físico en el Centro Gimnástico Barcelonés

Poema Bíceps, tríceps …
Había muerto
al intentar hacer la vertical
sobre dos taburetes
deslucidos, gotas de gaseosa
o sangría, manos sudadas de parejas
entre baile y baile de domingo
en las afueras, merenderos
con papelotes amarillos y guirnaldas
moradas
Pero nadie aquietó el chillido
de la polea, ni dejó de girar
en la barra fija, ni el potro se encabritó
ante los saltos temerarios de gimnastas
artísticos
y ante el espejo, bíceps
tríceps con pesas oxidadas, material
deficiente de gimnasio de barrio
mejorar la raza
caro proyecto de prospectos informativos
bíceps y tríceps desde las siete de la mañana,
torneros, matriceros, carpinteros
incluso herederos de tiendas de ultramarino,
tintorerías, accesorios eléctricos, frutas
secas
el hijo de la farmacia cercana subía
a pulso la cuerda con media plancha
y en el verano
practicaba el amor sobre la arena con suecas
desencantadas, de ingles blancas y pechos breves
algo tristes, algo ricas, algo frígidas en Suecia,
en España deslumbradas por el sol, Spain
is different y el bíceps de sementales
cálidos como una canción susurrada –la niña
de Puerto Rico ¿por quién suspira?
Suspiraban
rítmicamente –inspirar-expirar-bíceps-tríceps-
o cruzaban palabras obscenas, gestos obscenos
con muchachas algo maquilladas, medias de hilo
y rebecas azules, rosas, tejidas en casa, ellas
mismas aprendían corte y confección en las ventanas
cercanas, inútilmente ruborizadas por un sexo
imprevisto asomado a la ventana
entre bíceps
y tríceps, levantaban los ojos curiosos
hacia la terraza
donde serios, como vegetarianos,
los partidarios de la gimnasia sueca,
niños de bachillerato, orondos padres de familia,
aspirantes e instructores de Acción
Católica, hombres con principios y lecturas
graduadas, el Muller, la gimnasia sueca
y la Salud, los ritos, uno y dos, uno
dos u ao, u ao, el profesor elevaba las manos
hacia la neblina, sobre las tejas grises
de verdines ilavables, bajo las antenas, el grito
de sirenas lejanas en el puerto, en las fábricas.

«Las ocho y media de la mañana en la Ciudad Condal» (Una educación sentimental. Barcelona: El Bardo, 1967. Pp. 24-26.).


Afición deportiva

El boxeo durante su infancia: «Todos pertenecemos al país de la infancia y yo soy de los años cuarenta. Había un joven boxeador que había ganado antes de la guerra el guante de oro como amateur y que trataba de dar un duro golpe hacia la victoria que nunca conseguiría» (Luis LÓPEZ DOY (dir.). Manuel Vázquez Montalbán: el éxito de un perdedor. Madrid: Televisión Española, 1997).

Young Serra: «Otro nombre que me parece importante es Young Serra, el nombre del boxeador que aparece en El pianista y es también el protagonista del cuento “Desde los tejados”, de Historias de familia. (…) En aquel momento había en España un boxeador de peso ligero que se llamaba Young Martín y era raquítico, como medio kilo de boxeador, pero ganaba, era el campeón de Europa de los pesos mosca» (Georges Tyras. Geometrías de la memoria. Granada: Zoela, 2003, p. 143-144).

El entrenamiento de Young Serra en El pianista:
«El otro corretea sobre los ladrillos requemados, marcados por los orines de los perros que han abandonado cagarros calcinados por los soles que el corredor danzarín utiliza como obstáculos para la tensión del esgrima de sus piernas de acero, como cables de acero, se comenta mentalmente Andrés al verle saltar y brincar y hacer amagos de revolverse para golpearse la propia sombra.
Vas a pillar una tisis como sigas entrenándote así y comiendo lo que nos dan de racionamiento, Young. Para ya, coño, Young.

Pero Young, Young Serra, campeón “guante de oro” de los pesos gallo de Barcelona, revolotea en torno a Andrés e incluso finge golpearle, le acerca el puño a dos centímetros del mentón.
«Que un día me vas a dar». (El pianista, p. 87).

La épica ciclista: «Amamos el ciclismo los que desde los tiempos de Bernardo Ruiz lo convertimos en un recortable épico sobre la mesa del colegio, y los gigantes de la ruta eran eso, los gigantes de la ruta, sin que nadie les pidiera explicaciones sobre la gasolina o el gasógeno, en el caso de los españoles, que se ponían entre pecho y espalda» (“El Tour”. El País. 9 de junio de 2001. Última página).

«Me gustaría que hubiera un Tour todos los meses, porque ya sé que hay otras carreras por etapas importantes, pero el Tour es la religión verdadera y desde los tiempos de Bernardo Ruiz, Koblet y Kubler, vivo todo un año en función del Tour y cuando ya no esté en este mundo fiscalizador una de mis tristezas, si es que me llevo alguna, será no saber que ha hecho el Delgado de turno en el Tour» (“La pericomanía”. Interviú, núm. 690. 1 de agosto de 1989, p. 122).

El fútbol en la radio: «Recuperar a Matías Prats es algo así como recuperar una infancia. Recuerdo aquellas retransmisiones futbolísticas en la que la voz de Matías Prats conseguía convertir a Gonzalo III en Sigfrido, al Basora en el auténtico monstruo de Colombes y a Gainza en un zorro de imposible caza, abstenerse incluso los ingleses” (“El retorno de Matías Prats”. El Periódico. 30 de mayo de 1981, p. 39).

El fútbol en la televisión: «Y uno tiene una memoria de elefante, una inmensa memoria en la que guarda el tono colectivo de fiesta de la victoria sobre Inglaterra en 1950. Eran las mismas caras, las mismas frustraciones compensadas, el mismo deseo de dar sentido a la vida y a la Historia, ya que no lo da el ejercicio cotidiano del vivir. Yo vi el partido de 1950 rodeado de españoles variopintos en su ideología» (“Gol, gol, gol, gol, gol, gol”. Triunfo, núm. 774, 10 de diciembre de 1977, p. 20).

«He pensado sobre mis horizontes épicos más inmediatos y me espera una liga de fútbol que no pienso perderme. Yo de la tele solo veo asiduamente las películas y los partidos de fútbol, todo lo demás es gerundio o tiene la mayoría absoluta» (“Saviola y Zidane”. Interviú, núm. 1319, 6 de agosto de 2001, p. 106).

El fútbol en directo: «Durante mi larga estancia por tierras americanas, recibo una invitación privilegiada: asistir a un partido del Boca Juniors desde el palco presidencial. No es un palco al uso europeo, sino acristalado, ventana protegida abierta al espectáculo de esta bombonera situada en uno de los barrios más populares y, en cierto sentido, degradados de Buenos Aires» (“Boca, algo más que un club”. Interviú, núm. 1181, 14 de diciembre de 1998, p. 114).

Las gestas de Santana: «Me gusta el tenis y me gusta gracias a televisión porque pertenezco al amplio censo de españoles que descubrió este deporte en la década de los sesenta, gracias a las retransmisiones televisivas de las gestas del gran Santana» (“Tenis y televisión” El Periódico. 27 de noviembre de 1982, p. 43).


Periodismo deportivo

El pseudónimo Luis Dávila: «Me pareció que este nombre [Luis Dávila] sonaba a cronista deportivo. En aquella época ningún intelectual español era capaz de hablar de deporte porque eso les parecía una cosa mediocre, menor y, el hecho de hacer información deportiva o hacer una crítica de deportes, parecía como si le cayeran los anillos de los dedos, entonces me busqué ese seudónimo que me parecía que sonaba a cronista deportivo» (Roberta Erba. Los pseudónimos de Vázquez Montalbán, entrevista realizada el 6 de junio de 1994.)

Los duelos con Javier Marías: «Cuando llega un Barcelona-Real Madrid o viceversa, casi siempre nos sacan a Javier Marías y a mí de nuestros cuarteles de otoño para que enseñemos el corazón tan blanco o tan blaugrana” (“Adiós, Barça, adiós” en: El País. 13 de octubre de 1999, p. 64).


Referente internacional

Publicaciones sobre los Juegos Olímpicos de Barcelona: «A medida que se acercaban los Juegos Olímpicos fui recibiendo periodistas y teólogos sociales de todo el mundo que buscaban en mí un Virgilio crítico de la ciudad y de la relación entre la ciudad y los juegos» (“El loro y los Juegos Olímpicos” en: Profil. 14 de septiembre de 1992. Sin paginar).

Le Monde Diplomatique y el fútbol: «Que una publicación convencionalmente tan seria y tan pendiente de lo informativamente necesario como Le Monde Diplomatique dedicara hace escasos meses un número monográfico al fútbol, demuestra la importancia que está adquiriendo esta religión laica, sin Dios, pero dotada de un ritual riguroso y de unas finalidades inquietantes. En la colaboración que me pidió Le Monde Diplomatique partía yo de la evidencia de que probablemente Berlusconi jamás habría conseguido presidir el Gobierno de Italia sin la ayuda del Milan de Van Basten, Gullit y Rijkaard» (“El fútbol, una religión sin Dios”. Interviú, núm. 1124, 10 de noviembre de 1997, p. 122). Este artículo se publicó en agosto de 1997 con el título “El fútbol: una religión civil en busca de un Dios”.

L’Équipe y el deporte: «El diari L’Équipe nos pide a una serie de políticos e intelectuales que nos pronunciemos sobre el sentido del deporte en este fin de siglo, fin del milenio» (“L’esport”, Avui .18 de diciembre de 1999, p. 19).


Raices barcelonistas

El anuncio de los partidos en la panadería del barrio: «Recuerdo que lo primero que veía al salir de mi casa era una panadería que estaba delante, que siempre tenía un póster, con un dibujo muy bonito, del siguiente partido del Barça con quien fuera…» (Georges Tyras. Geometrías de la memoria. Granada: Zoela, 2003, p. 41).

«Allí estaba Carvalho ante la verja del cementerio, en un diálogo mudo con la vieja gloria, pieza del collage de su infancia cuando lo reproducían como reclamo de los carteles anunciadores de los partidos del domingo enganchados tras los cristales de los establecimientos más poblados de la calle: la obligatoria panadería de obligatorio pan negro de posguerra o la tintorería donde florecían las cuatro hijas de la señora Remei, cuatro pechugonas en flor que recorrían la calle bajo la lluvia de silbidos lascivos, copropietarias de unas carnes impropias de una posguerra de un racionamiento general e igualmente obligatorio» (El delantero centro fue asesinado al atardecer. Barcelona: Planeta, 1988, p. 141).

La identificación política y social: «En el barrio del Raval y en el barrio chino, los trabajadores de origen catalán y los de origen inmigrante estaban juntos, mezclados. Y cohabitar quiere decir, precisamente, saber que hay uno diferente, porque habla de una manera distinta y tiene usos y costumbres diferentes, otros referentes simbólicos de los que tú vas alimentándote poco a poco, como el club de fútbol de Barcelona, por ejemplo” (Georges Tyras. Geometrías de la memoria. Granada: Zoela, 2003, p. 40-41).

«Cuando en el colegio comentábamos los resultados, yo ya sabía que era un equipo, digamos perseguido, porque había sido un equipo catalanista, los franquistas habían fusilado a su presidente en 1936, y un equipo del Barcelona había ido por el mundo jugando partidos y haciendo propaganda de la República, igual que otro del Bilbao; algunos de esos futbolistas se quedaron luego exiliados. Todo eso lo integrabas de manera difusa y lo asumías como señal de participación en el país» (Georges Tyras. Geometrías de la memoria. Granada: Zoela, 2003, p. 41).

El FC Barcelona en su educación sentimental y mestizaje cultural: Poema «Visualizaciones sinópticas» (Final del poema “Visualizaciones sinópticas”, incluido en Escritos subnormales).

Las canciones de su infancia: «En un barrio que ahora se llama Raval, hasta tiene Rambla propia, y que entonces se llamaba chino o distrito V, era imposible cantar La Internacional o La Varsoviana o Els segadors, canciones para tiempos republicanos. Pero sí cantábamos en riguroso charnego: «Si a tu ventana llega una paloma / trátala con cariño que es del Barcelona / Si a tu ventana llega un buho / dale estacazo que es del Español». O recitábamos: «Seis cosas hay en la tierra que relucen más que el sol / las cinco copas del Barcelona y la mierda del Español» (“Kubala, entre Gamper y Cruyff”. El País, 18 de mayo de2002, p. 42).

Kubala: “Me impactó Kubala, el primer mago del balón para los que no habíamos visto jugar a Samitier” (“Manuel Vázquez Montalbán” en: Pere FERRERES. Cien años azulgrana: entrevistas a la sombra del Camp Nou. Madrid: El País-Aguilar, 1998, p. 203).

El Barça de las 5 Copas: «Cuando salí de tan extraño club (la cárcel), pasé un periodo de descreimiento futbolístico, hasta que me planteé: ¿qué es más estúpido, creer en Basora, César, Kubala, Moreno y Manchón o en Carrillo y el Guti? Decidí creer en el Barça y estudiar muy de cerca la política que me afectaba, pero siempre, siempre, desde la evidencia de que ni la historia, ni la vida, ni Europa eran como nos las merecíamos» (“Credo”. El País. 21 de mayo de 1992, p. 54)


La asistencia al estadio

En Les Corts con algunos familiares del barrio: «Fui muchas veces en compañía de mis familiares a ver jugar al “Barça” al histórico campo de Les Corts. Hubo temporadas que no me perdí un solo partido” (“Barça, Barça, Barça”. Barça, núm. 802, 30 de marzo de 1971. Sin paginar).

«Iba a Les Corts porqué un tendero mayorista que era medio pariente mío tenía carné. Le sobraba uno y me colaba generalmente en la zona de los empujones en masa” (“Barça i integració” (AAVV. Amb blau sofert i amb grana intens. Cent anys del Barça. Barcelona: Proa, 1999, p. 156).

En el Camp Nou con un grupo de amigos y el carné de su suegro: “Dejé de frecuentar el estadio durante unos años. A partir de 1964 volví otra vez, y desde entonces voy renovando cada año el carné de socio de mi suegro, que tiene ocho mil y pico. Mi mujer también posee un número de socio bajísimo. Sigo teniendo el carné de mi suegro porque él no puede acudir ya al campo y le causaría un gran disgusto si sacara uno nuevo, pues es muy “culé”. Al “Camp Nou” voy con mi mujer y con un grupo de amigos que son profesores de la Universidad Autónoma –Sergi Beser, Pep Termes, Jordi Argenté-» (“Barça, Barça, Barça”. Barça, núm. 802, 30 de marzo de 1971. Sin paginar).

De general a tribuna: «Cuando empecé a ir al futbol, iba a general en el campo de Les Corts; ahora voy a tribuna principal superior y, al contrario del señor Baret, yo he olvidado completamente aquellos tiempos, porqué en tribuna e está mucho más cómodo y, por otra parte, es uno de los pocos sitios del país donde la policía te trata con respeto» «Vázquez Montalbán, president del Barça?». Oriflama, núm. 93, marzo 1970, p. 25).

El aprecio por los jugadores técnicos y habilidosos: «Yo me he partido el pecho por Reixach o por Suárez. Al público del Barça también le gustaban los jugadores con las sienes moraítas de martirio, los que sudaban la camiseta, y apreciaba escasamente a los que se divierten jugando» (“La esquizofrenia del entrenador” en El País. 22 de octubre de 1995, p. 14).

«Voy de curtido por la vida y los campos de fútbol y yo, que he visto regatear a Kubala con las caderas, driblar de costado a Eulogio Martínez, a Di Stefano reinventarse el campo de fútbol con la imaginación o disfrazarse de poste, a Cruyff marcar goles con el flequillo, lamenté el otro día no llevar nunca -pero es que nunca- sombrero para quitármelo cuando vi a Romario dejando cubierto de vaselina y soledad al portero de Osasuna». (“Esplendor en la yerba”. El País. 10 de octubre de 1993. P. 44).

«Y ahora adoro a De la Peña, que es un loco genial. Recuerdo un día, en la etapa de Robson, que Iván intentó una pasada genial, Robson salió de la banqueta para verlo. Cuando falló, volvió a la banqueta con las manos en la cabeza dando a entender que estaba loco. Pero más tarde, Iván volvió a intentarlo y le salió bien» (“Barça i integració”. AAVV. Amb blau sofert i amb grana intens. Cent anys del Barça. Barcelona: Proa, 1999, p. 146).

Las tertulias postpartido en su casa de Les Corts: «También había gente del PSUC que disfrutaba con el fútbol como Pepe Termes o Fontana, y cada vez que íbamos al estadio después comentábamos las jugadas en casa, y me di cuenta de que no era tan heterodoxo» (“Manuel Vázquez Montalbán” en: Pere FERRERES. Cien años azulgrana: entrevistas a la sombra del Camp Nou. Madrid: El País-Aguilar, 1998, p. 203).
«Y al terminar el partido, las reuniones que se celebraban en casa, con Borja de Riquer, Pep Termes, Josep Fontana, Jordi Argenté, a veces Jordi Solé Tura, entre otros arietes. Se bebía mucho, se discutía mucho, y se solucionaba poco» (Daniel VÁZQUEZ SALLÉS. “Más que un adoquín”. El País, 1 de junio de 2003, p. 51).


Un fiel seguidor culé

El barcelonismo, una religión laica: «Ara bien, siempre he dicho que prefería ser religioso en el fútbol para no tener que serlo ni en el amor, ni en la política, ni en la religión. Cada uno con su fe. Yo, como Serrat, creo en Basora, César, Kubala, Moreno y Manchón» (“El Barça és el nostre club” («El Barça és el nostre club». Ramon barnils (ed). Decàleg del culé. Barcelona: Columna, 1992, p. 17)

«Imposible olvidar que empieza la celebración del Centenario del Barcelona FC, institución de la que me declaro partidario por los mismos motivos que Joan Manuel Serrat. Los dos somos de barrio y nos hicimos del Barça porque en las tiendas del país de nuestra infancia aparecían carteles en los que Samitier regateaba a un jugador, cualquiera, del Español. Los dos nos hicimos del Barça por obra y gracia de Basora, César, Kubala, Moreno y Manchón. Y lo seguimos siendo porque el Barça era el ejército simbólico de una idea de catalanidad popular, laica, sin necesidad de peregrinar a otra montaña sagrada que no sea la grada del Camp de les Corts o del Camp Nou» («El Barça del desencuentro». El País. 28 de noviembre del 1998, p. 46)

«A los agnósticos se nos ha de dar una oportunidad de creer en alguna cosa y yo la aprovecho creyendo firmemente en el carácter de verdad revelada que tiene el Club de Fútbol Barcelona.» («L’esport». Avui. 18 de desembre del 1999, p. 19)

Siempre pendiente de los resultados de su equipo: «Y es que, desde la infancia, parte importante de mi calendario ha sido prefijado por las competiciones futbolísticas nacionales y el papel que en ellas hacía mi equipo favorito. Ya sé que lo peor que le puede ocurrir a un intelectual es que se sepa de qué parte del cerebro cojea, así en el fútbol como en la política. Qué le vamos a hacer. Mi suerte está echada hace ya demasiado tiempo.» («La Copa». El País. 21 de junio del 1985, última página)

«Confieso que yo mismo a veces, cuando pensaba en la muerte, me angustiaba ante la imposibilidad de saber qué habría hecho el Barça en la Liga. Para mí morir era no saber ya nunca más quién había ganado la Liga y temer el último comentario crítico-biográfico que sin duda me dedicaría Rafael Conte en El País.» («Volver a empezar». El País, Deportes. 28 de agosto del 1989, p. 12)

El seguimiento de los partidos del Barça por la radio: «La primera vez que el Barça perdió una Copa de Europa yo estaba en la cárcel, en cumplimiento de mis deberes antifranquistas, pero pendiente de los resultados de fútbol que retransmitían los altavoces del patio de la Modelo.» («Credo». El País. 21 de mayo del 1992, p. 54)

«Pase lo que pase me enteraré del resultado mañana, desde la confianza que me otorga la circunstancia de haber oído en una tienda de campaña, en el Sáhara, el mágico gol de Rivaldo que nos permitió jugar la Champions.» («Tot el camp és un clam!». Op. cit., p. 21)

El seguimiento de los partidos del Barça en sus viajes: «Para que os hagáis una idea, yo estaba dando unas charlas en la Universidad de San Diego, en California, y quería saber qué había hecho el Barça. Unos alumnos que venían al curso, a través de internet, consiguieron decirme qué pasaba.» («Barça i integració». aavv. Amb blau sofert i amb grana intens. Cent anys del Barça. Barcelona: Proa, 1999, p. 154)

«En una reciente visita para presentar la versión neerlandesa de Galíndez, me tenía reservado un hueco sagrado para presenciar el Galatasaray-Barcelona retransmitido en directo por la televisión holandesa.» (»En un momento dado». El País. 11 de desembre del 1993, p. 28)

«Presencié en La Habana aquel famoso partido en el que el Valencia remontó al Barcelona un 3-0 adverso y cuando los chés marcaron el cuarto gol, un español que estaba a mi lado, se levantó en éxtasis y clamó: ¡Viva España!».» («Naranjas, naranjitos y naranjazos». El País. 2 de maig del 2000, p. 53)

Un referente internacional de barcelonismo: «Circulaba por Barcelona un equipo de la televisión suiza filmando la ciudad y sus literaturas y, de pronto, sus componentes se toparon con los sucesos de La Rambla y empezaron a hacer preguntas. ¿Qué quieren estos chicos, la revolución? (…) pero seguían sin entender las banderas, el patriotismo en cuyo nombre se podía hacer el gamberro. Al tener que darles una justificación me escuché a mí mismo recitando el viejo discurso de la identificación Cataluña-Barça, y me parecía poco convincente mi discurso.» («Nueve días y medio». El País. 20 de maig del 1989, p. 27)

«Me piden desde Holanda mi opinión sobre Cruyff con motivo de su 50 aniversario». («El poscruiffismo». El País. 20 de abril del 1997. p. 48).


El ejército simbólico desarmado de Cataluña

Un médium con la historia de Cataluña: «El equipo del Club de fútbol Barcelona, del Barça, también actúa como médium. Pero me atrevería a decir que, después del contacto espiritista con la victoria o la derrota, queda un ulterior contacto, tan sutil que permanece al nivel de presentimiento: pero sin duda evidente para cualquiera que haya estado en Cataluña no solo de paso. El médium establece contacto nada más y nada menos que con la propia historia del pueblo catalán» (Barça! Barça! Barça!” en: Triunfo, núm. 386, 25 de octubre de 1969, p. 25).

«A partir de la publicación en portada del «Triomf del Barça, Barça, Barça», me escribieron adhesiones desde monjes de Montserrat hasta aspirantes a secretarios generales del PSUC y intelectuales autoexiliados en París, así como Oriol Bohigas y Salvador Espriu, cartas que recibí como si fueran un salvoconducto vitalicio para todas las galaxias de la catalanidad» (“Tot el camp és un clam!”. Avui. 14 de junio de 2003, p. 21).

Una seña de identidad: “Pero creo, firmemente creo, que la significación extradeportiva del Barça está cargada de inocencia congénita. Los pueblos necesitan señas de identidad, sobre todo aquellos pueblos que han vivido en permanente riesgo de perderlas y el Barça es ante todo una seña de identidad” (“El Barça is different”. Tele/eXprés. 8 de abril de 1974, p. 4).

El ejército de un país desarmado: «Todo lo que no fuera comulgar con la verdad oficial y absoluta del franquismo se convertía en un hecho de oposición objetiva y el equipo de fútbol del Barcelona polarizaba las ansias nacionalistas de los catalanes, como si fuera el ejército desarmado de un país con la identidad aplastada por el vencedor en la guerra civil” .» (Vázquez Montalbán, Manuel. «Barça: el ejército de un país desarmado». Catalònia, 1987, Núm. 1, p. 45)

El ejército simbólico desarmado de la catalanidad:
“- ¿Por qué se cree interesante Basté de Linyola?

Es un político, más o menos frustrado. Ha querido ordenar la economía, la democracia, Cataluña, y ahora quiere ordenar la sentimentalidad épica de este país devolviendo al club su carácter de ejército simbólico no armado de la catalanidad” (El delantero centro fue asesinado al atardecer. Barcelona: Planeta, 1988, p. 92).

“El señor Robson ha utilizado mi aguda observación de que el Barça es el ejército de Catalunya, minimizándola, porqué en realidad mi propuesta cognoscitiva era más completa: ejército simbólico y desarmado de Catalunya” (“El sofriment”. Avui, 19 abril 1997, p. 20).

Una memoria desarmada: «Fundado por Joan Gamper el Noi del Sucre puso las masas la patronal la tribuna de diseño una niña de Torroja cantaría al niño de la luna desde Madrid el corazón tan blanco…» («Desarmado ejército simbólico de una memoria desarmada». El País. 7 mayo 1998, p. 43)

Repercusión internacional: “Tal vez el fenómeno se explique porque en aquellos años rebrotaba el nacionalismo catalán frente a la crisis del estado centralista español, nacionalismo impulsado por el desarrollo de la burguesía industrial catalana y crisis de estado español agravada con la pérdida de los restos del Imperio. El Fútbol Club Barcelona es inmediatamente adoptado como la expresión épica del renacer nacional catalán. Cataluña tiene una lengua, una cultura propia, una tradición histórica soberana durante la Baja Edad Media y el Renacimiento, una cocina autóctona y en cambio no tienen un estado ni un ejército. Algo pareado a un estado se persigue mediante la reivindicación autonómica o federalista, pero no hay otra posibilidad de ejército que los once pares de botas de los jugadores del Barcelona, “El Barça” según la apócope que populariza el nombre del club” (“El Barcelona F. C.: algo más que un club”. Sport International, septiembre de 1987, páginas desconocidas).

“‘El Barcelona F. C. es algo más que un club’. Esta frase la pronunció un presidente del Barcelona poco tiempo antes de morir Franco y traducía la opinión de miles y miles de catalanes, convencidos de que su club de fútbol preferido es un símbolo nacional de Cataluña, como la virgen de Chestokova es un símbolo nacional de los polacos. Bajo las dictaduras abundan los elementos simbólicos indirectos, porque los elementos simbólicos de identidad suelen estar próvidos. ¿Era el Barcelona entonces “algo más que un club”? Creo que sí. (El Barcelona F.C.: algo más que un club, Merian, 14 de octubre de 1991, páginas desconocidas).

“Ya se sabe incluso en Europa, donde hasta hace poco no sabían nada de España, que el Barcelona Fútbol Club, Barça, es algo más que un club, es el ejército simbólico desarmado de la catalanidad” (“Un drama de la globalización. Los problemas de identidad del Club de Fútbol Barcelona”.  La Reppublica, Settimanale. 5 noviembre 1999. Sin paginar).


Proyectos con el club

Película Barça, Barça, Barça: «El origen de la película cabe remontarlo a aquel extraordinario reportaje publicado hace año y medio por Manolo Vázquez Montalbán en la revista Triunfo con el mismo título de “Barça, Barça, Barça” y que tuvo tan amplias repercusiones en su momento. Manolo nos cuenta que la idea del rodaje de la película se le ocurrió a Jaume Lorés durante la época triunfalista de la Liga, en unos momentos en que el Barcelona parecía que iba a conquistar con facilidad el Campeonato.» («Barça, Barça, Barça». Barça, núm. 802. 30 de marzo de 1971, sin paginar)

Libro sobre la Historia del FC Barcelona: «El trabajo que ha emprendido un grupo de destacados universitarios catalanes para recoger en un libro los diversos aspectos de la incidencia sociocultural del F. C. Barcelona constituye, con toda probabilidad, un esfuerzo de investigación inédito en la historia del fútbol» (“Los 75 años del Barça en un libro”. Barça, núm. 954, 26 de febrero de 1974, sin paginar).

Película El fantasma del estadio: «Mediante estas líneas quiero comunicarles como presidente de la Comisión Organizadora de Actos del Centenario del FC Barcelona, nuestra sincera adhesión al proyecto, que ustedes tan dignamente dirigen, de realizar una película sobre nuestra Entidad, así como la incorporación del mismo al Programa de Actos del Centenario. Además, también estamos de acuerdo en que el reconocido escritor Manuel Vázquez Montalbán sea la persona encargada de realizar el guion de la citada película» (Carta de Josep Caminal, vicepresidente del FC Barcelona i Presidente de la Comisión Organizadora de Actos del Centenario, datada del 2 de diciembre de 1996).


Socio del club

Un privilegio de la edad: «La edad no tiene privilegios y aún menos a partir de los cincuenta. A partir de esta edad, sólo nos hemos de olvidar que la sufrimos. No hacerle caso o, si no hay otro remedio, ser más indulgentes con nuestra tendencia a la traición. Últimamente he traicionado dos veces el mandato de Groucho: me hice socio del Barça el pasado mes de julio, y ahora dejo que ustedes me hagan doctor» (“Sobre la incomunicació en la societat global”. Doctor Honoris Causa Manuel Vázquez Montalbán. Bellaterra: Servei de publicacions de la Universitat Autònoma de Barcelona, 1997).

Homenaje en el Camp Nou
«Hace tan solo unas horas Manolo Vázquez Montalbán me comunicó por teléfono que quería llegar a tiempo para ver el partido del Barça con el Depor. No se lo quería perder. Desgraciadamente no podrá sentarse allá arriba, en su asiento de la fila 34, en la Segunda Gradería.

Des de hace 36 años Manolo, su mujer Anna, su hijo Daniel y un grupo de amigos nos hemos sentado juntos para disfrutar y también para sufrir con el juego del primer equipo del Barça.

Seguramente, Manolo ha sido el más brillante y lúcido cronista del barcelonismo. Durante muchos años sus artículos han difundido una imagen del Barça que ha servido para neutralizar la que otros querían difundir de nuestro club. El suyo fue un barcelonismo sentimental, irónico, pero muy entrañable.

Él fue el primero, en plena Dictadura franquista, en escribir que El Futbol Club Barcelona se había convertido en «una seña de identidad del pueblo catalán» i que lo mostraba por toda España, costara lo que costara, pasara lo que pasara.

Creo que hoy todos juntos, hemos de recordar a este barcelonista de corazón que fue Manolo Vázquez Montalbán». (Discurso de Borja de Riquer en recuerdo a Manuel Vázquez Montalbán en el Camp Nou, 2003)


Premio Internacional Vázquez Montalbán de Periodismo Deportivo

Un homenaje al escritor y sus valores cívicos: «El año 2004 el Colegio de Periodistas de Cataluña y la Fundación del Futbol Club Barcelona convocaron por primera vez el Premio Internacional Vázquez Montalbán de Periodismo, en la categoría de “periodismo deportivo”. El objetivo de este premio es homenajear y recordar a esta gran escritor y, a su vez, estimular la creación periodística inspirada en los valores cívicos que impregnan su obra deportiva y, sobre todo, su actitud vital. La iniciativa conjunta de estas dos entidades permite mantener viva la memoria de una figura que hizo del rigor, la ética, el compromiso y la autocrítica una constante en su ejercicio profesional» (Web del FC Barcelona)

El periodismo deportivo y el Barça [tertúlia sobre el Futbol Club Barcelona. 19840228. Programa Las Cenas de la Dorada]. Radio Barcelona. 10.45 al 13.52.

Premiados

  • 2004: Patrick Mignon
  • 2005: Joaquim Maria Puyal
  • 2006: Juan Villoro
  • 2007: Simon Kuper
  • 2008: Candido Cannavò
  • 2009: Ramon Besa
  • 2010: Eduardo Galeano
  • 2011: Santiago Segurola
  • 2012: Nick Hornby
  • 2013: Sergi Pàmies
  • 2014: Eduardo Gonçalves de Andrade Tostão
  • 2017: Michael Robinson
  • 2018: Emanuela Audisio
  • 2019: Jorge Valdano
  • 2021: Gary Lineker

Una mala educación deportiva: «Nuestra mala educación sentimental se hacía mala educación deportiva, peor aún, imposible educación deportiva. Solo en los colegios de cintura urbana para arriba sabían para qué servía un cronómetro y años después, cuando las autoridades educativas trataron de imponer “el deporte” en los colegios de barrio, situados en pisos y sin otro profesor posible que la hija más delgadita del señor director, quien hizo el negocio fue el carpintero más cercano, responsable de hacer un potro, por ejemplo, a ojo o de oído, con el evidente riesgo de que toda una promoción de escolares perdiéramos sobre su lomo la posibilidad futura de ejercer como atletas sexuales japoneses»

«Abrir los ojos al sentido del músculo en la posguerra no era estimulante. Las únicas instalaciones deportivas populares eran los solares abiertos por las bombas, campos de fútbol improvisados para pelotas de trapo, lata o goma y, en vez de duchas, alguna boca de riego o aquellas fuentes de Barcelona» («Crónica sentimental de la musculatura» En: Olimpiada Cultural, 16 noviembre 1990. Sin paginar.).

Fútbol en solares de extrarradio: «Cuando éramos pequeños, entre Barcelona y l’Hospitalet había veinte quilómetros de solares. En Montjuïc, los palacios que habían caido de la Expo eran explanadas donde íbamos a jugar a pelota» («Barça i integració» en. Amb blau sofert i amb grana intens. Cent anys del Barça. Barcelona: Proa, 1999, p. 152).

Fútbol entre adoquines: «Marcet, un finísimo interior que en cierta ocasión chutó un balón que le cedió en una calle (entonces se podía jugar al fútbol en las calles) un compinche de peloteos. Marcet cogió la pelota, se la pasó de un pie a otro, se la subió a un hombro, luego a la cabeza, la dejó caer sobre la punta de un pie… en fin, demostró control de balón. Después del lance hubo división de opiniones. El ala más radical de la chiquillería allí reunida reprochó al que había pasado la pelota a Marcet que confraternizase con el enemigo. Pero, afortunadamente, se impuso la mayoría moderada y Marcet, a pesar de ser del Español, entró en nuestro Olimpo mental y durante los años que nos quedaron de compadreo y adolescencia recordamos aquel día en que Marcet pasó por nuestro estadio de adoquines» («Enemigos para siempre». El País, Deportes, 29 de noviembre de 1992, p. 48).

El equipo de fútbol once de les Flors de Maig: «El equipo de “les Flors de Maig” era un equipo con gente que trabajaba en editoriales (Planeta, Salvat, Enciclopèdia catalana, Larousse), también algunos jóvenes universitarios penenes. Se montaron dos equipos, no sé cómo, uno era “els Flors de Maig”, que se llamaba “Atlètic Marxista” y que íbamos de rojo, y otro que era el ”Real Àcrata” que iban de negro y era con quien normalmente jugábamos partidos. Había mucha gente diversa, incluso un profesor que fue vicerrector de la Universidad de Barcelona o Enric Fusté, asesor financiero de Manolo y que aparece en Carvalho, Jordi Borja, Solé Tura, era una mezcla de gente del mundo editorial y del mundo político. Normalmente jugábamos los sábados o domingos por la mañana. Recuerdo una anécdota significativa. Fuimos a jugar a la Verneda, en Poblenou, una barriada obrera y popular, al lado del campo de la Bota. Estábamos jugando y había una cosa que llamaba la atención, aunque nosotros no le dábamos importancia, era que mirando a los dos equipos posiblemente las tres cuartas partes de los jugadores llevaban barba, porqué era una época de melenudos, y uno del público dijo «estos equipos gastan menos en barberos que los rusos en catecismos». Llamaba la atención porque no eran los equipos normales de gente joven del barrio, sino gente del mundo editorial, normalmente de izquierdas y que al final acababan llamando y diciendo necesitamos once para jugar… Yo recuerdo estos partidos que se hacían de tanto en tanto, yo recuerdo haber participado dos o tres veces al año, más bien en primavera.» (Testimonio Borja de Riquer).

Fútbol sala con los compañeros de la revista CAU

Posición de delantero centro
«E.V.-M (Enrique Vila-Matas): ¿Tú de qué jugabas, Manolo?

MVM: Yo de delantero centro porque ya era un poco pesado, iba a la carga…

E.V.-M: ¿A quién te parecías?
&nbsp

MVM: Era lo que se llamaba la furia española. Para-choques, pero de tanto en tanto marcaba goles”

(«Barça i integració». AAVV. Amb blau sofert i amb grana intens. Cent anys del Barça. Barcelona: Proa, 1999, p. 153)

Ping-pong en la parroquia del Carmen:
“Recuerdo que en aquella época para tener lugares de encuentro sólo podías hacerte del Frente de Juventudes o del Centro Católico del barrio. Y yo me hize del Centro Católico de la parroquia del Carmen.
Por cierto, allí coincidí a menudo con Benet i Jornet i Antoni von Kirchner. Nos encontrábamos allá para jugar a ping-pong.”

(Quim Aranda. «Què pensa Manuel Vázquez Montalbán». Entrevistat per Quim Aranda. Barcelona: Dèria Editors, 1995, p. 27)

Ejercicio físico en el Centro Gimnástico Barcelonés

Poema Bíceps, tríceps …
Había muerto
al intentar hacer la vertical
sobre dos taburetes
deslucidos, gotas de gaseosa
o sangría, manos sudadas de parejas
entre baile y baile de domingo
en las afueras, merenderos
con papelotes amarillos y guirnaldas
moradas
Pero nadie aquietó el chillido
de la polea, ni dejó de girar
en la barra fija, ni el potro se encabritó
ante los saltos temerarios de gimnastas
artísticos
y ante el espejo, bíceps
tríceps con pesas oxidadas, material
deficiente de gimnasio de barrio
mejorar la raza
caro proyecto de prospectos informativos
bíceps y tríceps desde las siete de la mañana,
torneros, matriceros, carpinteros
incluso herederos de tiendas de ultramarino,
tintorerías, accesorios eléctricos, frutas
secas
el hijo de la farmacia cercana subía
a pulso la cuerda con media plancha
y en el verano
practicaba el amor sobre la arena con suecas
desencantadas, de ingles blancas y pechos breves
algo tristes, algo ricas, algo frígidas en Suecia,
en España deslumbradas por el sol, Spain
is different y el bíceps de sementales
cálidos como una canción susurrada –la niña
de Puerto Rico ¿por quién suspira?
Suspiraban
rítmicamente –inspirar-expirar-bíceps-tríceps-
o cruzaban palabras obscenas, gestos obscenos
con muchachas algo maquilladas, medias de hilo
y rebecas azules, rosas, tejidas en casa, ellas
mismas aprendían corte y confección en las ventanas
cercanas, inútilmente ruborizadas por un sexo
imprevisto asomado a la ventana
entre bíceps
y tríceps, levantaban los ojos curiosos
hacia la terraza
donde serios, como vegetarianos,
los partidarios de la gimnasia sueca,
niños de bachillerato, orondos padres de familia,
aspirantes e instructores de Acción
Católica, hombres con principios y lecturas
graduadas, el Muller, la gimnasia sueca
y la Salud, los ritos, uno y dos, uno
dos u ao, u ao, el profesor elevaba las manos
hacia la neblina, sobre las tejas grises
de verdines ilavables, bajo las antenas, el grito
de sirenas lejanas en el puerto, en las fábricas.

«Las ocho y media de la mañana en la Ciudad Condal» (Una educación sentimental. Barcelona: El Bardo, 1967. Pp. 24-26.).

El boxeo durante su infancia: «Todos pertenecemos al país de la infancia y yo soy de los años cuarenta. Había un joven boxeador que había ganado antes de la guerra el guante de oro como amateur y que trataba de dar un duro golpe hacia la victoria que nunca conseguiría» (Luis LÓPEZ DOY (dir.). Manuel Vázquez Montalbán: el éxito de un perdedor. Madrid: Televisión Española, 1997).

Young Serra: «Otro nombre que me parece importante es Young Serra, el nombre del boxeador que aparece en El pianista y es también el protagonista del cuento “Desde los tejados”, de Historias de familia. (…) En aquel momento había en España un boxeador de peso ligero que se llamaba Young Martín y era raquítico, como medio kilo de boxeador, pero ganaba, era el campeón de Europa de los pesos mosca» (Georges Tyras. Geometrías de la memoria. Granada: Zoela, 2003, p. 143-144).

El entrenamiento de Young Serra en El pianista:
«El otro corretea sobre los ladrillos requemados, marcados por los orines de los perros que han abandonado cagarros calcinados por los soles que el corredor danzarín utiliza como obstáculos para la tensión del esgrima de sus piernas de acero, como cables de acero, se comenta mentalmente Andrés al verle saltar y brincar y hacer amagos de revolverse para golpearse la propia sombra.
Vas a pillar una tisis como sigas entrenándote así y comiendo lo que nos dan de racionamiento, Young. Para ya, coño, Young.

Pero Young, Young Serra, campeón “guante de oro” de los pesos gallo de Barcelona, revolotea en torno a Andrés e incluso finge golpearle, le acerca el puño a dos centímetros del mentón.
«Que un día me vas a dar». (El pianista, p. 87).

La épica ciclista: «Amamos el ciclismo los que desde los tiempos de Bernardo Ruiz lo convertimos en un recortable épico sobre la mesa del colegio, y los gigantes de la ruta eran eso, los gigantes de la ruta, sin que nadie les pidiera explicaciones sobre la gasolina o el gasógeno, en el caso de los españoles, que se ponían entre pecho y espalda» (“El Tour”. El País. 9 de junio de 2001. Última página).

«Me gustaría que hubiera un Tour todos los meses, porque ya sé que hay otras carreras por etapas importantes, pero el Tour es la religión verdadera y desde los tiempos de Bernardo Ruiz, Koblet y Kubler, vivo todo un año en función del Tour y cuando ya no esté en este mundo fiscalizador una de mis tristezas, si es que me llevo alguna, será no saber que ha hecho el Delgado de turno en el Tour» (“La pericomanía”. Interviú, núm. 690. 1 de agosto de 1989, p. 122).

El fútbol en la radio: «Recuperar a Matías Prats es algo así como recuperar una infancia. Recuerdo aquellas retransmisiones futbolísticas en la que la voz de Matías Prats conseguía convertir a Gonzalo III en Sigfrido, al Basora en el auténtico monstruo de Colombes y a Gainza en un zorro de imposible caza, abstenerse incluso los ingleses” (“El retorno de Matías Prats”. El Periódico. 30 de mayo de 1981, p. 39).

El fútbol en la televisión: «Y uno tiene una memoria de elefante, una inmensa memoria en la que guarda el tono colectivo de fiesta de la victoria sobre Inglaterra en 1950. Eran las mismas caras, las mismas frustraciones compensadas, el mismo deseo de dar sentido a la vida y a la Historia, ya que no lo da el ejercicio cotidiano del vivir. Yo vi el partido de 1950 rodeado de españoles variopintos en su ideología» (“Gol, gol, gol, gol, gol, gol”. Triunfo, núm. 774, 10 de diciembre de 1977, p. 20).

«He pensado sobre mis horizontes épicos más inmediatos y me espera una liga de fútbol que no pienso perderme. Yo de la tele solo veo asiduamente las películas y los partidos de fútbol, todo lo demás es gerundio o tiene la mayoría absoluta» (“Saviola y Zidane”. Interviú, núm. 1319, 6 de agosto de 2001, p. 106).

El fútbol en directo: «Durante mi larga estancia por tierras americanas, recibo una invitación privilegiada: asistir a un partido del Boca Juniors desde el palco presidencial. No es un palco al uso europeo, sino acristalado, ventana protegida abierta al espectáculo de esta bombonera situada en uno de los barrios más populares y, en cierto sentido, degradados de Buenos Aires» (“Boca, algo más que un club”. Interviú, núm. 1181, 14 de diciembre de 1998, p. 114).

Las gestas de Santana: «Me gusta el tenis y me gusta gracias a televisión porque pertenezco al amplio censo de españoles que descubrió este deporte en la década de los sesenta, gracias a las retransmisiones televisivas de las gestas del gran Santana» (“Tenis y televisión” El Periódico. 27 de noviembre de 1982, p. 43).

El pseudónimo Luis Dávila: «Me pareció que este nombre [Luis Dávila] sonaba a cronista deportivo. En aquella época ningún intelectual español era capaz de hablar de deporte porque eso les parecía una cosa mediocre, menor y, el hecho de hacer información deportiva o hacer una crítica de deportes, parecía como si le cayeran los anillos de los dedos, entonces me busqué ese seudónimo que me parecía que sonaba a cronista deportivo» (Roberta Erba. Los pseudónimos de Vázquez Montalbán, entrevista realizada el 6 de junio de 1994.)

Los duelos con Javier Marías: «Cuando llega un Barcelona-Real Madrid o viceversa, casi siempre nos sacan a Javier Marías y a mí de nuestros cuarteles de otoño para que enseñemos el corazón tan blanco o tan blaugrana” (“Adiós, Barça, adiós” en: El País. 13 de octubre de 1999, p. 64).

Publicaciones sobre los Juegos Olímpicos de Barcelona: «A medida que se acercaban los Juegos Olímpicos fui recibiendo periodistas y teólogos sociales de todo el mundo que buscaban en mí un Virgilio crítico de la ciudad y de la relación entre la ciudad y los juegos» (“El loro y los Juegos Olímpicos” en: Profil. 14 de septiembre de 1992. Sin paginar).

Le Monde Diplomatique y el fútbol: «Que una publicación convencionalmente tan seria y tan pendiente de lo informativamente necesario como Le Monde Diplomatique dedicara hace escasos meses un número monográfico al fútbol, demuestra la importancia que está adquiriendo esta religión laica, sin Dios, pero dotada de un ritual riguroso y de unas finalidades inquietantes. En la colaboración que me pidió Le Monde Diplomatique partía yo de la evidencia de que probablemente Berlusconi jamás habría conseguido presidir el Gobierno de Italia sin la ayuda del Milan de Van Basten, Gullit y Rijkaard» (“El fútbol, una religión sin Dios”. Interviú, núm. 1124, 10 de noviembre de 1997, p. 122). Este artículo se publicó en agosto de 1997 con el título “El fútbol: una religión civil en busca de un Dios”.

L’Équipe y el deporte: «El diari L’Équipe nos pide a una serie de políticos e intelectuales que nos pronunciemos sobre el sentido del deporte en este fin de siglo, fin del milenio» (“L’esport”, Avui .18 de diciembre de 1999, p. 19).

El anuncio de los partidos en la panadería del barrio: «Recuerdo que lo primero que veía al salir de mi casa era una panadería que estaba delante, que siempre tenía un póster, con un dibujo muy bonito, del siguiente partido del Barça con quien fuera…» (Georges Tyras. Geometrías de la memoria. Granada: Zoela, 2003, p. 41).

«Allí estaba Carvalho ante la verja del cementerio, en un diálogo mudo con la vieja gloria, pieza del collage de su infancia cuando lo reproducían como reclamo de los carteles anunciadores de los partidos del domingo enganchados tras los cristales de los establecimientos más poblados de la calle: la obligatoria panadería de obligatorio pan negro de posguerra o la tintorería donde florecían las cuatro hijas de la señora Remei, cuatro pechugonas en flor que recorrían la calle bajo la lluvia de silbidos lascivos, copropietarias de unas carnes impropias de una posguerra de un racionamiento general e igualmente obligatorio» (El delantero centro fue asesinado al atardecer. Barcelona: Planeta, 1988, p. 141).

La identificación política y social: «En el barrio del Raval y en el barrio chino, los trabajadores de origen catalán y los de origen inmigrante estaban juntos, mezclados. Y cohabitar quiere decir, precisamente, saber que hay uno diferente, porque habla de una manera distinta y tiene usos y costumbres diferentes, otros referentes simbólicos de los que tú vas alimentándote poco a poco, como el club de fútbol de Barcelona, por ejemplo” (Georges Tyras. Geometrías de la memoria. Granada: Zoela, 2003, p. 40-41).

«Cuando en el colegio comentábamos los resultados, yo ya sabía que era un equipo, digamos perseguido, porque había sido un equipo catalanista, los franquistas habían fusilado a su presidente en 1936, y un equipo del Barcelona había ido por el mundo jugando partidos y haciendo propaganda de la República, igual que otro del Bilbao; algunos de esos futbolistas se quedaron luego exiliados. Todo eso lo integrabas de manera difusa y lo asumías como señal de participación en el país» (Georges Tyras. Geometrías de la memoria. Granada: Zoela, 2003, p. 41).

El FC Barcelona en su educación sentimental y mestizaje cultural: Poema «Visualizaciones sinópticas» (Final del poema “Visualizaciones sinópticas”, incluido en Escritos subnormales).

Las canciones de su infancia: «En un barrio que ahora se llama Raval, hasta tiene Rambla propia, y que entonces se llamaba chino o distrito V, era imposible cantar La Internacional o La Varsoviana o Els segadors, canciones para tiempos republicanos. Pero sí cantábamos en riguroso charnego: «Si a tu ventana llega una paloma / trátala con cariño que es del Barcelona / Si a tu ventana llega un buho / dale estacazo que es del Español». O recitábamos: «Seis cosas hay en la tierra que relucen más que el sol / las cinco copas del Barcelona y la mierda del Español» (“Kubala, entre Gamper y Cruyff”. El País, 18 de mayo de2002, p. 42).

Kubala: “Me impactó Kubala, el primer mago del balón para los que no habíamos visto jugar a Samitier” (“Manuel Vázquez Montalbán” en: Pere FERRERES. Cien años azulgrana: entrevistas a la sombra del Camp Nou. Madrid: El País-Aguilar, 1998, p. 203).

El Barça de las 5 Copas: «Cuando salí de tan extraño club (la cárcel), pasé un periodo de descreimiento futbolístico, hasta que me planteé: ¿qué es más estúpido, creer en Basora, César, Kubala, Moreno y Manchón o en Carrillo y el Guti? Decidí creer en el Barça y estudiar muy de cerca la política que me afectaba, pero siempre, siempre, desde la evidencia de que ni la historia, ni la vida, ni Europa eran como nos las merecíamos» (“Credo”. El País. 21 de mayo de 1992, p. 54)

En Les Corts con algunos familiares del barrio: «Fui muchas veces en compañía de mis familiares a ver jugar al “Barça” al histórico campo de Les Corts. Hubo temporadas que no me perdí un solo partido” (“Barça, Barça, Barça”. Barça, núm. 802, 30 de marzo de 1971. Sin paginar).

«Iba a Les Corts porqué un tendero mayorista que era medio pariente mío tenía carné. Le sobraba uno y me colaba generalmente en la zona de los empujones en masa” (“Barça i integració” (AAVV. Amb blau sofert i amb grana intens. Cent anys del Barça. Barcelona: Proa, 1999, p. 156).

En el Camp Nou con un grupo de amigos y el carné de su suegro: “Dejé de frecuentar el estadio durante unos años. A partir de 1964 volví otra vez, y desde entonces voy renovando cada año el carné de socio de mi suegro, que tiene ocho mil y pico. Mi mujer también posee un número de socio bajísimo. Sigo teniendo el carné de mi suegro porque él no puede acudir ya al campo y le causaría un gran disgusto si sacara uno nuevo, pues es muy “culé”. Al “Camp Nou” voy con mi mujer y con un grupo de amigos que son profesores de la Universidad Autónoma –Sergi Beser, Pep Termes, Jordi Argenté-» (“Barça, Barça, Barça”. Barça, núm. 802, 30 de marzo de 1971. Sin paginar).

De general a tribuna: «Cuando empecé a ir al futbol, iba a general en el campo de Les Corts; ahora voy a tribuna principal superior y, al contrario del señor Baret, yo he olvidado completamente aquellos tiempos, porqué en tribuna e está mucho más cómodo y, por otra parte, es uno de los pocos sitios del país donde la policía te trata con respeto» «Vázquez Montalbán, president del Barça?». Oriflama, núm. 93, marzo 1970, p. 25).

El aprecio por los jugadores técnicos y habilidosos: «Yo me he partido el pecho por Reixach o por Suárez. Al público del Barça también le gustaban los jugadores con las sienes moraítas de martirio, los que sudaban la camiseta, y apreciaba escasamente a los que se divierten jugando» (“La esquizofrenia del entrenador” en El País. 22 de octubre de 1995, p. 14).

«Voy de curtido por la vida y los campos de fútbol y yo, que he visto regatear a Kubala con las caderas, driblar de costado a Eulogio Martínez, a Di Stefano reinventarse el campo de fútbol con la imaginación o disfrazarse de poste, a Cruyff marcar goles con el flequillo, lamenté el otro día no llevar nunca -pero es que nunca- sombrero para quitármelo cuando vi a Romario dejando cubierto de vaselina y soledad al portero de Osasuna». (“Esplendor en la yerba”. El País. 10 de octubre de 1993. P. 44).

«Y ahora adoro a De la Peña, que es un loco genial. Recuerdo un día, en la etapa de Robson, que Iván intentó una pasada genial, Robson salió de la banqueta para verlo. Cuando falló, volvió a la banqueta con las manos en la cabeza dando a entender que estaba loco. Pero más tarde, Iván volvió a intentarlo y le salió bien» (“Barça i integració”. AAVV. Amb blau sofert i amb grana intens. Cent anys del Barça. Barcelona: Proa, 1999, p. 146).

Las tertulias postpartido en su casa de Les Corts: «También había gente del PSUC que disfrutaba con el fútbol como Pepe Termes o Fontana, y cada vez que íbamos al estadio después comentábamos las jugadas en casa, y me di cuenta de que no era tan heterodoxo» (“Manuel Vázquez Montalbán” en: Pere FERRERES. Cien años azulgrana: entrevistas a la sombra del Camp Nou. Madrid: El País-Aguilar, 1998, p. 203).
«Y al terminar el partido, las reuniones que se celebraban en casa, con Borja de Riquer, Pep Termes, Josep Fontana, Jordi Argenté, a veces Jordi Solé Tura, entre otros arietes. Se bebía mucho, se discutía mucho, y se solucionaba poco» (Daniel VÁZQUEZ SALLÉS. “Más que un adoquín”. El País, 1 de junio de 2003, p. 51).

El barcelonismo, una religión laica: «Ara bien, siempre he dicho que prefería ser religioso en el fútbol para no tener que serlo ni en el amor, ni en la política, ni en la religión. Cada uno con su fe. Yo, como Serrat, creo en Basora, César, Kubala, Moreno y Manchón» (“El Barça és el nostre club” («El Barça és el nostre club». Ramon barnils (ed). Decàleg del culé. Barcelona: Columna, 1992, p. 17)

«Imposible olvidar que empieza la celebración del Centenario del Barcelona FC, institución de la que me declaro partidario por los mismos motivos que Joan Manuel Serrat. Los dos somos de barrio y nos hicimos del Barça porque en las tiendas del país de nuestra infancia aparecían carteles en los que Samitier regateaba a un jugador, cualquiera, del Español. Los dos nos hicimos del Barça por obra y gracia de Basora, César, Kubala, Moreno y Manchón. Y lo seguimos siendo porque el Barça era el ejército simbólico de una idea de catalanidad popular, laica, sin necesidad de peregrinar a otra montaña sagrada que no sea la grada del Camp de les Corts o del Camp Nou» («El Barça del desencuentro». El País. 28 de noviembre del 1998, p. 46)

«A los agnósticos se nos ha de dar una oportunidad de creer en alguna cosa y yo la aprovecho creyendo firmemente en el carácter de verdad revelada que tiene el Club de Fútbol Barcelona.» («L’esport». Avui. 18 de desembre del 1999, p. 19)

Siempre pendiente de los resultados de su equipo: «Y es que, desde la infancia, parte importante de mi calendario ha sido prefijado por las competiciones futbolísticas nacionales y el papel que en ellas hacía mi equipo favorito. Ya sé que lo peor que le puede ocurrir a un intelectual es que se sepa de qué parte del cerebro cojea, así en el fútbol como en la política. Qué le vamos a hacer. Mi suerte está echada hace ya demasiado tiempo.» («La Copa». El País. 21 de junio del 1985, última página)

«Confieso que yo mismo a veces, cuando pensaba en la muerte, me angustiaba ante la imposibilidad de saber qué habría hecho el Barça en la Liga. Para mí morir era no saber ya nunca más quién había ganado la Liga y temer el último comentario crítico-biográfico que sin duda me dedicaría Rafael Conte en El País.» («Volver a empezar». El País, Deportes. 28 de agosto del 1989, p. 12)

El seguimiento de los partidos del Barça por la radio: «La primera vez que el Barça perdió una Copa de Europa yo estaba en la cárcel, en cumplimiento de mis deberes antifranquistas, pero pendiente de los resultados de fútbol que retransmitían los altavoces del patio de la Modelo.» («Credo». El País. 21 de mayo del 1992, p. 54)

«Pase lo que pase me enteraré del resultado mañana, desde la confianza que me otorga la circunstancia de haber oído en una tienda de campaña, en el Sáhara, el mágico gol de Rivaldo que nos permitió jugar la Champions.» («Tot el camp és un clam!». Op. cit., p. 21)

El seguimiento de los partidos del Barça en sus viajes: «Para que os hagáis una idea, yo estaba dando unas charlas en la Universidad de San Diego, en California, y quería saber qué había hecho el Barça. Unos alumnos que venían al curso, a través de internet, consiguieron decirme qué pasaba.» («Barça i integració». aavv. Amb blau sofert i amb grana intens. Cent anys del Barça. Barcelona: Proa, 1999, p. 154)

«En una reciente visita para presentar la versión neerlandesa de Galíndez, me tenía reservado un hueco sagrado para presenciar el Galatasaray-Barcelona retransmitido en directo por la televisión holandesa.» (»En un momento dado». El País. 11 de desembre del 1993, p. 28)

«Presencié en La Habana aquel famoso partido en el que el Valencia remontó al Barcelona un 3-0 adverso y cuando los chés marcaron el cuarto gol, un español que estaba a mi lado, se levantó en éxtasis y clamó: ¡Viva España!».» («Naranjas, naranjitos y naranjazos». El País. 2 de maig del 2000, p. 53)

Un referente internacional de barcelonismo: «Circulaba por Barcelona un equipo de la televisión suiza filmando la ciudad y sus literaturas y, de pronto, sus componentes se toparon con los sucesos de La Rambla y empezaron a hacer preguntas. ¿Qué quieren estos chicos, la revolución? (…) pero seguían sin entender las banderas, el patriotismo en cuyo nombre se podía hacer el gamberro. Al tener que darles una justificación me escuché a mí mismo recitando el viejo discurso de la identificación Cataluña-Barça, y me parecía poco convincente mi discurso.» («Nueve días y medio». El País. 20 de maig del 1989, p. 27)

«Me piden desde Holanda mi opinión sobre Cruyff con motivo de su 50 aniversario». («El poscruiffismo». El País. 20 de abril del 1997. p. 48).

Un médium con la historia de Cataluña: «El equipo del Club de fútbol Barcelona, del Barça, también actúa como médium. Pero me atrevería a decir que, después del contacto espiritista con la victoria o la derrota, queda un ulterior contacto, tan sutil que permanece al nivel de presentimiento: pero sin duda evidente para cualquiera que haya estado en Cataluña no solo de paso. El médium establece contacto nada más y nada menos que con la propia historia del pueblo catalán» (Barça! Barça! Barça!” en: Triunfo, núm. 386, 25 de octubre de 1969, p. 25).

«A partir de la publicación en portada del «Triomf del Barça, Barça, Barça», me escribieron adhesiones desde monjes de Montserrat hasta aspirantes a secretarios generales del PSUC y intelectuales autoexiliados en París, así como Oriol Bohigas y Salvador Espriu, cartas que recibí como si fueran un salvoconducto vitalicio para todas las galaxias de la catalanidad» (“Tot el camp és un clam!”. Avui. 14 de junio de 2003, p. 21).

Una seña de identidad: “Pero creo, firmemente creo, que la significación extradeportiva del Barça está cargada de inocencia congénita. Los pueblos necesitan señas de identidad, sobre todo aquellos pueblos que han vivido en permanente riesgo de perderlas y el Barça es ante todo una seña de identidad” (“El Barça is different”. Tele/eXprés. 8 de abril de 1974, p. 4).

El ejército de un país desarmado: «Todo lo que no fuera comulgar con la verdad oficial y absoluta del franquismo se convertía en un hecho de oposición objetiva y el equipo de fútbol del Barcelona polarizaba las ansias nacionalistas de los catalanes, como si fuera el ejército desarmado de un país con la identidad aplastada por el vencedor en la guerra civil” .» (Vázquez Montalbán, Manuel. «Barça: el ejército de un país desarmado». Catalònia, 1987, Núm. 1, p. 45)

El ejército simbólico desarmado de la catalanidad:
“- ¿Por qué se cree interesante Basté de Linyola?

Es un político, más o menos frustrado. Ha querido ordenar la economía, la democracia, Cataluña, y ahora quiere ordenar la sentimentalidad épica de este país devolviendo al club su carácter de ejército simbólico no armado de la catalanidad” (El delantero centro fue asesinado al atardecer. Barcelona: Planeta, 1988, p. 92).

“El señor Robson ha utilizado mi aguda observación de que el Barça es el ejército de Catalunya, minimizándola, porqué en realidad mi propuesta cognoscitiva era más completa: ejército simbólico y desarmado de Catalunya” (“El sofriment”. Avui, 19 abril 1997, p. 20).

Una memoria desarmada: «Fundado por Joan Gamper el Noi del Sucre puso las masas la patronal la tribuna de diseño una niña de Torroja cantaría al niño de la luna desde Madrid el corazón tan blanco…» («Desarmado ejército simbólico de una memoria desarmada». El País. 7 mayo 1998, p. 43)

Repercusión internacional: “Tal vez el fenómeno se explique porque en aquellos años rebrotaba el nacionalismo catalán frente a la crisis del estado centralista español, nacionalismo impulsado por el desarrollo de la burguesía industrial catalana y crisis de estado español agravada con la pérdida de los restos del Imperio. El Fútbol Club Barcelona es inmediatamente adoptado como la expresión épica del renacer nacional catalán. Cataluña tiene una lengua, una cultura propia, una tradición histórica soberana durante la Baja Edad Media y el Renacimiento, una cocina autóctona y en cambio no tienen un estado ni un ejército. Algo pareado a un estado se persigue mediante la reivindicación autonómica o federalista, pero no hay otra posibilidad de ejército que los once pares de botas de los jugadores del Barcelona, “El Barça” según la apócope que populariza el nombre del club” (“El Barcelona F. C.: algo más que un club”. Sport International, septiembre de 1987, páginas desconocidas).

“‘El Barcelona F. C. es algo más que un club’. Esta frase la pronunció un presidente del Barcelona poco tiempo antes de morir Franco y traducía la opinión de miles y miles de catalanes, convencidos de que su club de fútbol preferido es un símbolo nacional de Cataluña, como la virgen de Chestokova es un símbolo nacional de los polacos. Bajo las dictaduras abundan los elementos simbólicos indirectos, porque los elementos simbólicos de identidad suelen estar próvidos. ¿Era el Barcelona entonces “algo más que un club”? Creo que sí. (El Barcelona F.C.: algo más que un club, Merian, 14 de octubre de 1991, páginas desconocidas).

“Ya se sabe incluso en Europa, donde hasta hace poco no sabían nada de España, que el Barcelona Fútbol Club, Barça, es algo más que un club, es el ejército simbólico desarmado de la catalanidad” (“Un drama de la globalización. Los problemas de identidad del Club de Fútbol Barcelona”.  La Reppublica, Settimanale. 5 noviembre 1999. Sin paginar).

Película Barça, Barça, Barça: «El origen de la película cabe remontarlo a aquel extraordinario reportaje publicado hace año y medio por Manolo Vázquez Montalbán en la revista Triunfo con el mismo título de “Barça, Barça, Barça” y que tuvo tan amplias repercusiones en su momento. Manolo nos cuenta que la idea del rodaje de la película se le ocurrió a Jaume Lorés durante la época triunfalista de la Liga, en unos momentos en que el Barcelona parecía que iba a conquistar con facilidad el Campeonato.» («Barça, Barça, Barça». Barça, núm. 802. 30 de marzo de 1971, sin paginar)

Libro sobre la Historia del FC Barcelona: «El trabajo que ha emprendido un grupo de destacados universitarios catalanes para recoger en un libro los diversos aspectos de la incidencia sociocultural del F. C. Barcelona constituye, con toda probabilidad, un esfuerzo de investigación inédito en la historia del fútbol» (“Los 75 años del Barça en un libro”. Barça, núm. 954, 26 de febrero de 1974, sin paginar).

Película El fantasma del estadio: «Mediante estas líneas quiero comunicarles como presidente de la Comisión Organizadora de Actos del Centenario del FC Barcelona, nuestra sincera adhesión al proyecto, que ustedes tan dignamente dirigen, de realizar una película sobre nuestra Entidad, así como la incorporación del mismo al Programa de Actos del Centenario. Además, también estamos de acuerdo en que el reconocido escritor Manuel Vázquez Montalbán sea la persona encargada de realizar el guion de la citada película» (Carta de Josep Caminal, vicepresidente del FC Barcelona i Presidente de la Comisión Organizadora de Actos del Centenario, datada del 2 de diciembre de 1996).

Un privilegio de la edad: «La edad no tiene privilegios y aún menos a partir de los cincuenta. A partir de esta edad, sólo nos hemos de olvidar que la sufrimos. No hacerle caso o, si no hay otro remedio, ser más indulgentes con nuestra tendencia a la traición. Últimamente he traicionado dos veces el mandato de Groucho: me hice socio del Barça el pasado mes de julio, y ahora dejo que ustedes me hagan doctor» (“Sobre la incomunicació en la societat global”. Doctor Honoris Causa Manuel Vázquez Montalbán. Bellaterra: Servei de publicacions de la Universitat Autònoma de Barcelona, 1997).

Homenaje en el Camp Nou
«Hace tan solo unas horas Manolo Vázquez Montalbán me comunicó por teléfono que quería llegar a tiempo para ver el partido del Barça con el Depor. No se lo quería perder. Desgraciadamente no podrá sentarse allá arriba, en su asiento de la fila 34, en la Segunda Gradería.

Des de hace 36 años Manolo, su mujer Anna, su hijo Daniel y un grupo de amigos nos hemos sentado juntos para disfrutar y también para sufrir con el juego del primer equipo del Barça.

Seguramente, Manolo ha sido el más brillante y lúcido cronista del barcelonismo. Durante muchos años sus artículos han difundido una imagen del Barça que ha servido para neutralizar la que otros querían difundir de nuestro club. El suyo fue un barcelonismo sentimental, irónico, pero muy entrañable.

Él fue el primero, en plena Dictadura franquista, en escribir que El Futbol Club Barcelona se había convertido en «una seña de identidad del pueblo catalán» i que lo mostraba por toda España, costara lo que costara, pasara lo que pasara.

Creo que hoy todos juntos, hemos de recordar a este barcelonista de corazón que fue Manolo Vázquez Montalbán». (Discurso de Borja de Riquer en recuerdo a Manuel Vázquez Montalbán en el Camp Nou, 2003)

Un homenaje al escritor y sus valores cívicos: «El año 2004 el Colegio de Periodistas de Cataluña y la Fundación del Futbol Club Barcelona convocaron por primera vez el Premio Internacional Vázquez Montalbán de Periodismo, en la categoría de “periodismo deportivo”. El objetivo de este premio es homenajear y recordar a esta gran escritor y, a su vez, estimular la creación periodística inspirada en los valores cívicos que impregnan su obra deportiva y, sobre todo, su actitud vital. La iniciativa conjunta de estas dos entidades permite mantener viva la memoria de una figura que hizo del rigor, la ética, el compromiso y la autocrítica una constante en su ejercicio profesional» (Web del FC Barcelona)

El periodismo deportivo y el Barça [tertúlia sobre el Futbol Club Barcelona. 19840228. Programa Las Cenas de la Dorada]. Radio Barcelona. 10.45 al 13.52.

Premiados

  • 2004: Patrick Mignon
  • 2005: Joaquim Maria Puyal
  • 2006: Juan Villoro
  • 2007: Simon Kuper
  • 2008: Candido Cannavò
  • 2009: Ramon Besa
  • 2010: Eduardo Galeano
  • 2011: Santiago Segurola
  • 2012: Nick Hornby
  • 2013: Sergi Pàmies
  • 2014: Eduardo Gonçalves de Andrade Tostão
  • 2017: Michael Robinson
  • 2018: Emanuela Audisio
  • 2019: Jorge Valdano
  • 2021: Gary Lineker

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