Manuel Vázquez Montalbán

Poesía

Texto y selección de contenidos: Sergio García

«Yo era, soy y seré poeta»

La poesía posiblemente sea la faceta literaria más desconocida de Manuel Vázquez Montalbán, pero no por ello debe considerarse la menos importante, pues el escritor siempre se consideró poeta, tal y como confesó en una entrevista concedida en 1997: «Yo era, soy y seré poeta. Aún no sé, ni se sabe, si bueno o malo, pero lo soy por la simple evidencia de que escribo poesía y de que hay una conexión íntima entre mis códigos de expresión». En esta página, presentamos un recorrido por la obra poética montalbaniana, señalando sus principales publicaciones y ofreciendo una breve muestra de sus poemas.

También, proporcionamos una mirada hacia el grupo de los novísimos, al cual perteneció Vázquez Montalbán, quien participó tanto en su propuesta literaria como en la polémica que suscitó. Y, por último, sugerimos una selección de contenido audiovisual dedicado a sus poemas y a las reinterpretaciones de musicales de estos, junto con otra faceta desconocida del autor: la composición de canciones.

Obra poética

Manuel Vázquez Montalbán inició su carrera poética en 1963, estando aún preso en la cárcel de Lérida, cuando dio por finalizado su primer poemario, Una educación sentimental, que se publicaría en 1967. A este libro le seguirían seis más, que pasarían a formar parte del ciclo titulado Memoria y deseo, cuya edición definitiva data de 1996. Posteriormente, el escritor publicaría dos poemarios más, dejando un tercero inédito, de título Rosebud, que se editaría en 2008 de manera póstuma, así como una serie de poemas dispersos en antologías y revistas.

Teniendo como eje temático la dialéctica constante entre el binomio «memoria y deseo», que Vázquez Montalbán tomó del comienzo de La tierra baldía, de T.S. Eliot, la poesía montalbaniana se caracteriza por poseer una singularidad impermeable a las modas poéticas del siglo XX, así como por el empleo de un collage muy personal, donde se dan cita todos los referentes que conformaron su educación sentimental, y por constituirse como el refugio textual de la reflexión más íntima sobre su pasado y su presente, y de algunas de las claves de su ideario literario, reconocibles en el resto de su obra: los vencidos de la Guerra Civil, las imágenes del mes de abril y de la muchacha dorada, la interpretación del mares del Sur y la relación entre la geometría y la compasión, entre otras.

Selección de textos

Una educación sentimental
Una educación sentimental

«Nada quedó de abril…»
“nada quedó del puerto,/grúas retorcidas, patrulleros hundidos, serones/cargados de alcaparras y girasoles, cascotes/de bombas misteriosamente humanizadas, se oían/caer después, ya de vuelta a la ciudad, como/una noche impuesta que se impone gritando/ murieron/pretendientes y nadie descendió a la calle/al paso de los percherones/los geranios/se agostaron en cenizas amarillas/luego/volvieron otras tardes de abril, no aquéllas/muertas/muertas ya para siempre/los gitanos perdieron duende, no/cantaban, tosían de noche bajo el relente, cuando/cosíamos tristes arreglos de vestidos viejos/para mutilados cuerpos de posguerra/incivil//inmutables, más allá de esta ventana, de esta/persiana, de estas macetas vacías como planetas/deshabitados, los palos grises para tender/la ropa, azoteas de arenisca y ladrillos desportillados/negras chimeneas rotas/ y amarillos jaramagos sobre tejados en erosión”.
“II”
“Nocturnas aves ciegas, muere/algún jarrón con rosas de crespón,/subes por el grito y desciendo/al cementerio de tus ojos cerrados,/marfiles diluidos, nenúfares/borrachos de río antiguo, subes/por el grito y desciendo muerto/en una burbuja de vino destilado,/abiertas torres y un ánfora romana,/oleajes de aceite contra el acantilado,/prohibido mundo, prohibida noche,/subes por el grito y desciendo/al cementerio de tus ojos cerrados//los abres, cuelgas la risa del aire/y queda como un Watteau perdido/mitad souvenir hectacrom/mitad pecado.


Liquidación de restos de serie

«Gauguin»
“pero Gauguin/permanecía silencioso/hubiera querido/pintar aquellos versos mas no tenían/color ni tan siquiera una emoción humana/no bastaba/la huida de la Bolsa del desayuno/normativo/las mismas palabras se repiten/siempre si los cuerpos no cambian//en Tahití/las autoridades miran con recelo/al extranjero blanco amante de canacas/no entendieron que intentaba objetivar/lo subjetivo/y que la animalidad/tierna de las canacas era casi el fin/del viaje vital de Paul Gauguin/desterrado en las Marquesas/conoció la cárcel por sospechoso/de no infundir sospechas/en París/se le tenía por un snob empedernido/sólo algunas nativas conocían su impotencia/pasajera/y que l’or de ses corps/era un pretexto/para olvidar las negras sillerías de las lonjas/el cucú de un comedor de Copenhague/un viaje a Lima con una madre triste/las pedantes charlas del café Voltaire/y sobre todo/los incomprensibles versos de Stéphane Mallarmé.”


Coplas a la muerte de mi tía Daniela

“por todo ello memoria traigo/para mi tía Daniela/Monterde Viader/o Viadell/nunca lo supo/hija de Sinarcas/ilustre fregona/mala lengua/cigarra/en el pobre hormiguero/proletario/de la España de charanga/y pandereta/devota de Belmonte/y de María//nunca supo/que mereció ser triste/el balance de su vida/ignorante/de la sabiduría que rebela/desespera/estetiza los cansancios/puso su corazón/al ritmo del instinto/y su cerebro/al de un cuplé/insustancial//no hablan de ella/las crónicas humanas/las lápidas/las estelas/las columnas/ni las nostalgias/de los hijos que no tuvo/los amores/que no le sobrevivieron/ni las olas/fugitivas como agua/en sucia/sumisión de vertedero.”


A la sombra de las muchachas sin flor

«Paseo por una ciudad»
“Paseo por una ciudad/sin orillas/miente la tarde/espejos despedidas humos/que denuncian retornos/me deja solo/el paso de muchachas alejadas/no pronuncian mi nombre no decretan/mi muerte/entonces regreso/a los artesonados pasillos del recuerdo/pieles carnes repletas siluetas/en sus cueros/el ruido de los párpados al cerrarse/y tal vez/tal vez un grito literario puso nombre/al instante en que fui feliz/a la sombra/siempre a la sombra/de las muchachas sin flor.”


Praga

«Lejor de mí tan lejos…»
“Lejos de mí tan lejos/el abrigo de la Historia/y de la tierra/criados campesinos inmigrantes/marinos calafates náufragos/en blandos mares sin islotes/norte de brumas/brujas condenadas en su hoguera/sur de huidas//no escogí nacer entre vosotros/en la ciudad de vuestros terrores/en su sur vencido y fugitivo/mediocres estelas de hambre y olvido/fui sombra chinesca sobre los paredones/donde me fusilaron tampones y recelos//nací en la cola del ejército huido/me quedé a la luz del centinela/y os pedí prestados aire y agua/en barrios que os sobraban/mientras vosotros/vencidos locos fingíais mares/por donde llegarían príncipes ingleses/y os llevarían a Praga para anclaros/en limpios puertos del propicio Norte.”


Pero el viajero que huye

«El cartero ha traído el Bangkok Post…»
“El cartero ha traído el Bangkok Post/el Thailandia Travel/una carta sellada/la muerte de un ser querido/para la muchacha de mi American Breakfast/cada mañana/aunque he pedido mi carta/no estaba/o no me la han dado compasivos/con el extranjero que espera vida o muerte/ignorado en un rincón de Asia/el cartero nunca llama dos veces/viaja en una Yamaha/y sonríe en la ignorancia/de que la distancia/permite a la memoria cumplir nuestros deseos.”
«Definitivamente nada quedó de abril…»
“Definitivamente nada quedó de abril/pobre Rosa de Abril el mes más cruel/dibujada la muerte —hipótesis de la muerte—/entre mis manos tu rostro frío confirmaba/el silencio al que llevas mi memoria/memoria de mi infancia y tu posguerra/tu juventud agredida por los perros de la Historia/mi juventud agresora de tu instinto de vida/rosa Roja/de Abril el mes más cruel engendra/deseos sobre la tierra muerta mezcla/memoria y deseo mientras destruye abriles/que fueran promesa de eternidad//pero el viajero/que huye tarde o temprano detiene su andar/cuando la hipótesis del rostro de la muerte/se concreta en los límites de la primera/patria.”


Ciudad

«El dos»
“adiós muchachas doradas en perpetua/puesta de sol anaranjados pechos/lamidos por el atardecer apuntan/a las ventanas donde agonizan los mirones/adiós esquinas preparadas para los desertores/de la agonía de tigres de hojaldre/domingueras/ciudades cercadas por las geometrías/inútil la compasión donde habite el olvido//geometrías de la razón/amurallada/las ciudades son cuadradas/los paraísos circulares/en el centro/del mundo Heliópolis y Salem/ciudad del sol y de la paz/peregrino entre dos ciudades/la de la Memoria y la del Deseo/la de la Geometría y la de la Compasión/ciudades matronas coronadas murallas/las siete puertas de los cielos/las siete puertas de Jerusalém/las siete puertas del cuerpo/las siete/ciudades del ser para la muerte/la madre/la profecía la huida los infiernos/la ciudad de arena de los sueños/la del deseo/podría llamarse Historia de ser cierta/suma materiales y construye el tiempo//pero sólo serás libre al llegar a Memoria/la ciudad donde habita tu único destino/el frío aguarda más allá de las patrias/más allá de los nombres conocidos/los gestos/sin sorpresa ni imaginación se ocultan/cuando descansas o estás muertos/de sinceridad ante el descubrimiento/de ir de fraude en fraude de muerte/en muerte//¿la arquitectura transformará las agonías?/ningún laberinto altera el resultado/pero es cierto que más placer se encuentra/en los juegos largos que no aburren/en la perpetua/improvisación del no saber qué hacer.”


Construcción y deconstrucción de una Teoría de la Almendra de Proust complementaria de la construcción y deconstrucción de una Teoría de la Magdalena de Benet Rossell

«Volvamos a lo concreto…»
“volvamos a lo concreto/mejorable/el análisis concreto de la situación/concreta/camaradas/la almendra estaba entre la esfera/y el huevo aplastada materia cierta/fugitiva de su metafísica comestible/no es metafísica todo cuanto se come/verde seca tostada garrapiñada leche/para mujeres de hígados/ovarios delicados/comercio industria trabajo paisaje/vida/recuerdo como la magdalena de Proust/adjetivable hasta límites sustantivos/almendrero almendrera almendrar allozar/almendruco almendrolón arzolla alloza mollar/dulce amarga amigdalino amigdaláceo/allozo: aun verde por tierra blanca por dentro/como la rosa de Alejandría/¿o era de El Cairo?.”


Rosebud

«Madre madre vestida madre…»

madre madre vestida madre/arrinconados muertos tiernos/cual resucitados insuficientes/hemos andado luego caminos/sobre los días mares que se extinguen/en su propio frío ensimismados/y en el nuestro vapores de presagio/acompañados de recuerdos nos morimos/los helados vapores acuchillan/penúltimas profecías/convocatoria de los que confían/en nosotros para seguir presencias/diluidas a la medida del olvido/ojos cerrados/llenos de muerte ajena oscura fosa/común la del tiempo donde enterramos/antes de morir en la esperanza/de que alguien nos convoque/entre los torpes trabajos y sus días/y si lo hacen que sea en abril/salado el sol saladas aceitunas/negras negro el pan y el correlato/pero era tu pequeña mano mutilada/en batallas de agujas sin dedales/mi patria.”

Para saber más sobre la poesía de Manuel Vázquez Montalbán

  • Manuel Rico, Memoria, deseo y compasión. Una aproximación a la poesía de Manuel Vázquez Montalbán, Barcelona, Mondadori, 2001.
  • Marta Beatriz Ferrari, «Un novísimo atípico: la singularidad poética de Manuel Vázquez Montalbán», Prosemas: Revista de Estudios Poéticos, 2016, 2, pp. 205-227.
  • Sergio García García, Mezclando memoria y deseo. La poesía de Manuel Vázquez Montalbán (1963-2003), Valencia, Pre-Textos / Fundación Gerardo Diego, 2020.

Los novísimos

Manuel Vázquez Montalbán pasó a formar parte de la historia de la poesía española gracias a su inclusión en la antología Nueve novísimos poetas españoles (1970), realizada por el crítico Josep Maria Castellet. Al igual que con su anterior proyecto antológico, Veinte años de poesía española (1960), Castellet pretendió canonizar la ruptura poética de aquel momento —la llamada generación del 68, cuyo punto de partida reside en el poemario Arde el mar (1966), de Pere Gimferrer— a partir de nueve poetas y de la teorización de una serie de actitudes literarias comunes, como el rechazo hacia la poesía social, el culturalismo, el gusto por el fenómeno camp de Susan Sontag o la atención hacia los mitos provenientes de los medios de comunicación de masas, entre otras. A pesar de su consolidación con el paso de los años, la antología Nueve novísimos no estuvo exenta de polémica, y tanto los poetas anteriores del medio siglo como los poetas coetáneos criticaron la propuesta de Castellet e iniciaron una disputa en torno a su pertinencia que dura hasta nuestros días. Al respecto, el poeta Félix Grande ya escribía en 1970: «Un fantasma recorre la poesía española. Para unos, el fantasma es un libro: Nueve novísimos. Para otros, el fantasma es el cerco de desprecio o de ira que ese mismo libro soliviante en muchos de sus abundantes lectores».

            En mis primeros versos pedía libertad, pan, justicia, enseñanza gratuita y amor libre (yo en mi adolescencia era muy tigre de papel y muy reformista).

Ahora escribo como si fuera idiota, única actitud lúdica que puede consentirse un intelectual sometido a una organización de la cultura precariamente neocapitalista.

            La cultura y la lucidez llevan a la subnormalidad.

            Aprovecho esta oportunidad para pedir una beca estatal por hipersensible.

            Este año el Barça ganará la Liga. Eugeni Trías conseguirá una alineación característica: Sadurní; Torres, Gallego, Eladio; Rifé, Zabalza; Rexach, Marcial, Bustillo, Fusté y Pujol.

            Cuando cambien las cosas entonces cambiaré de creencias estéticas. De momento éstas me han costado mucho de adquirir. Tal vez esté mal el decirlo, pero un servidor no le debe nada a nadie y puede caminar con la cabeza muy alta.

            P. D. No sé si habré expresado claramente mi criterio. Creo que la poesía, tal como está organizada la cultura, no sirve para nada. Sospecho que no sirve para nada en ninguna parte. Pero la irregularidad histórica española me obliga a aplazar un juicio universal. Creo que escribir es un ejercicio gratuito que satisface las necesidades de unos 2.000 culturalizados progresistas. De esos 2.000 culturalizados hay 700 u 800 que no están de acuerdo con lo que uno escribe. Otros 500 le conocen a uno con mayor o menos aproximación y no están dispuestos a tomarle en serio. Los 700 restantes don críticos, vecinos y ex compañeros de colegio. Hay que reservar una plaza especial par Gimferrer que se lo lee todo y otra para Castellet que se lo lee todo para luego hacer antologías. Las antologías sí que se leen. Creo que a partir de ahora sólo escribiré antologías. Olvidaba algo. Creo en la revolución. Con una condición: la libertad de expresión. Otra condición (si no es mucho pedir): que en todas las oposiciones para burócrata revolucionario sean obligatorios ejercicios orales y escritos sobre mi obra en prosa y en verso. Tampoco estaría mal que en los textos de Enseñanza Revolucionaria se utilizaran fragmentos de mis obras como ejemplos estilísticos.

Hay que ayudarnos los unos a los otros. (Manuel Vázquez Montalbán, “Poética”, en J.M. Castellet, Nueve novísimos poetas españoles, Barcelona, Península, 2010, pp. 57-58).

¿Yvonne de Carlo? ¿Yvonne de Carlo?… ¡Ah! ¡Yvonne de Carlo!, poema escrito especialmente para la antología Nueve novísimos poetas españoles.

El pan era negro o blanco/el aceite verde-lodazal/caquis los recuerdos/Yvonne de Carlo/era el technicolor/en su contorno lila destacaba/la boca corazón, el busto corazón/las bragas corazón en la danza/de Sherezade//y en su pequeñez/permanecía la promesa árabe/de la mujer portátil complacida/por el ritmo desnutrido/del tricycle-man//para nosotros era la chica/redimible como una maestra/de primera enseñanza/    sus ojos grandes/pero sucios los hemos visto luego/abotonando la penumbra de las cafeterías/entonces eran/lo más parecido a los diamantes del tesoro/privado del Hombre Enmascarado/sorprendidos/de que Ana María la enamorada/del Guerrero del Antifaz más pareciera/Hija de María que Yvonne de Carlo/con su escote prefabricado y su fotogenia/de payasa/y cuando Mario Cabré, Mario Lepanto/Mario Tenorio, Mario Trento/Mario Gadner/la requebrara en el Festival de Cannes/(más arde y más se quema/cualquiera que te ama/amor, quien más te sigue/se quema en cuerpo y alma)/ambiguos/nos sentimos nacionalmente representados/mas personalmente burlados/a punto sin embargo de enamorarnos/de muchachas con más carne que hueso/de descoloridas bragas blancas/entrevistas/en furtivas correrías por parques/repletas de domingo//atardecía, alguien nos dijo/que las muchachas mueren seis días/cada mes/luego resucitan/aceptan cartas furtivas/y si te pareces a Peter Lawford/se dejan besar.

Minutos después de habernos leído Castellet el prólogo de los Nueve novísimos dichosos, bajaba la escalera de su casa con Félix de Azúa (otro de los implicados) y comentábamos: en el libro, el que quedaba mejor de todos es el propio Castellet. “Nos es relativamente infiel”, comentó Azúa con profundísima comprensión. El público no lo ha entendido así, salvo excepciones, y Castellet ha quedado tan “novísimo” como nosotros nueve y me atrevería a decir que más insultado incluso. Porque a un servidor le han llamado chismorrero y a Gimferrer “Celia Gámez”, pero a Castellet le han llamado ignorante e infiel. Son cargas de profundidad. Son insultos serios. Científicos dirían, de no temer devaluar una palabra que tantos respectos merece (Manuel Vázquez Montalbán, «Castellet o la ética de la infidelidad», Triunfo, 19 de diciembre de 1970).

Porque algo nos unía [a los novísimos]. Haber asimilado la relativización del sujeto poético, ya practicada por los Valente, Biedma, Barral, Ferrater, González, Crespo, Goytisolo y compañía; haber comprendido la relativización de la función social-histórica de la literatura; valorar la exigencia de lo literario y rechazar la justificación de las buenas intenciones ideológicas; partir de un nivel de información cultural superior en relación a las promociones de la posguerra, en parte gracias al esfuerzo hecho por las promociones de la posguerra. […] No hace mucho en las páginas de este diario un, por otra parte, excelente escritor publicaba el réquiem 1.000 o 2.000 de Los novísimos y se esforzaba en demostrar que casi todos los poetas seleccionados por Castellet ya no éramos poetas, éramos novelistas, o críticos, o profesores, o jurados de premios literarios. Le falla la memoria o el archivo al ilustre articulista; en casi todos los nueve casos, y en lo que a mí respecta, cuando Castellet me metió en su selección nacional sólo había publicado dos libros de poemas y en la actualidad he publicado cinco, el último y excelente, en 1982, con el título de Praga. Cinco libros son muchos libros, demasiados diría yo, y creo merecer la etiqueta de poeta que no he dejado en mal lugar la opción de Castellet: es decir, ser uno de los 10.000 mejores poetas españoles a fines de la década de los sesenta (Manuel Vázquez Montalbán, «Sobre los “novísimos” y sus postrimerías», El País, 3 de diciembre de 1985).

Para saber más sobre Nueve novísimos poetas españoles y la generación del 68

  • Guillermo Carnero (coord.), «De estética novísima y “novísimos”», Ínsula: Revista de Letras y Ciencias Humanas, 1989, 505 y 508.
  • Ángel Luis Prieto de Paula, Musa del 68. Claves de una generación poética, Madrid, Hiperión, 1996.
  • Juan José Lanz, Nuevos y novísimos poetas. En la estela del 68, Sevilla, Renacimiento, 2011.
  • Araceli Iravedra (ed.), Hacia la democracia. La nueva poesía (1968-2000), Madrid, Visor / Centro para la Edición de los Clásicos Españoles, 2016.
  • Sergio Fernández Martínez (ed.), Novísima antología novísima, León, EOLAS Ediciones, 2021.

«Nada quedó de abril…»
“nada quedó del puerto,/grúas retorcidas, patrulleros hundidos, serones/cargados de alcaparras y girasoles, cascotes/de bombas misteriosamente humanizadas, se oían/caer después, ya de vuelta a la ciudad, como/una noche impuesta que se impone gritando/ murieron/pretendientes y nadie descendió a la calle/al paso de los percherones/los geranios/se agostaron en cenizas amarillas/luego/volvieron otras tardes de abril, no aquéllas/muertas/muertas ya para siempre/los gitanos perdieron duende, no/cantaban, tosían de noche bajo el relente, cuando/cosíamos tristes arreglos de vestidos viejos/para mutilados cuerpos de posguerra/incivil//inmutables, más allá de esta ventana, de esta/persiana, de estas macetas vacías como planetas/deshabitados, los palos grises para tender/la ropa, azoteas de arenisca y ladrillos desportillados/negras chimeneas rotas/ y amarillos jaramagos sobre tejados en erosión”.
“II”
“Nocturnas aves ciegas, muere/algún jarrón con rosas de crespón,/subes por el grito y desciendo/al cementerio de tus ojos cerrados,/marfiles diluidos, nenúfares/borrachos de río antiguo, subes/por el grito y desciendo muerto/en una burbuja de vino destilado,/abiertas torres y un ánfora romana,/oleajes de aceite contra el acantilado,/prohibido mundo, prohibida noche,/subes por el grito y desciendo/al cementerio de tus ojos cerrados//los abres, cuelgas la risa del aire/y queda como un Watteau perdido/mitad souvenir hectacrom/mitad pecado.

«Gauguin»
“pero Gauguin/permanecía silencioso/hubiera querido/pintar aquellos versos mas no tenían/color ni tan siquiera una emoción humana/no bastaba/la huida de la Bolsa del desayuno/normativo/las mismas palabras se repiten/siempre si los cuerpos no cambian//en Tahití/las autoridades miran con recelo/al extranjero blanco amante de canacas/no entendieron que intentaba objetivar/lo subjetivo/y que la animalidad/tierna de las canacas era casi el fin/del viaje vital de Paul Gauguin/desterrado en las Marquesas/conoció la cárcel por sospechoso/de no infundir sospechas/en París/se le tenía por un snob empedernido/sólo algunas nativas conocían su impotencia/pasajera/y que l’or de ses corps/era un pretexto/para olvidar las negras sillerías de las lonjas/el cucú de un comedor de Copenhague/un viaje a Lima con una madre triste/las pedantes charlas del café Voltaire/y sobre todo/los incomprensibles versos de Stéphane Mallarmé.”

“por todo ello memoria traigo/para mi tía Daniela/Monterde Viader/o Viadell/nunca lo supo/hija de Sinarcas/ilustre fregona/mala lengua/cigarra/en el pobre hormiguero/proletario/de la España de charanga/y pandereta/devota de Belmonte/y de María//nunca supo/que mereció ser triste/el balance de su vida/ignorante/de la sabiduría que rebela/desespera/estetiza los cansancios/puso su corazón/al ritmo del instinto/y su cerebro/al de un cuplé/insustancial//no hablan de ella/las crónicas humanas/las lápidas/las estelas/las columnas/ni las nostalgias/de los hijos que no tuvo/los amores/que no le sobrevivieron/ni las olas/fugitivas como agua/en sucia/sumisión de vertedero.”

«Paseo por una ciudad»
“Paseo por una ciudad/sin orillas/miente la tarde/espejos despedidas humos/que denuncian retornos/me deja solo/el paso de muchachas alejadas/no pronuncian mi nombre no decretan/mi muerte/entonces regreso/a los artesonados pasillos del recuerdo/pieles carnes repletas siluetas/en sus cueros/el ruido de los párpados al cerrarse/y tal vez/tal vez un grito literario puso nombre/al instante en que fui feliz/a la sombra/siempre a la sombra/de las muchachas sin flor.”

«Lejor de mí tan lejos…»
“Lejos de mí tan lejos/el abrigo de la Historia/y de la tierra/criados campesinos inmigrantes/marinos calafates náufragos/en blandos mares sin islotes/norte de brumas/brujas condenadas en su hoguera/sur de huidas//no escogí nacer entre vosotros/en la ciudad de vuestros terrores/en su sur vencido y fugitivo/mediocres estelas de hambre y olvido/fui sombra chinesca sobre los paredones/donde me fusilaron tampones y recelos//nací en la cola del ejército huido/me quedé a la luz del centinela/y os pedí prestados aire y agua/en barrios que os sobraban/mientras vosotros/vencidos locos fingíais mares/por donde llegarían príncipes ingleses/y os llevarían a Praga para anclaros/en limpios puertos del propicio Norte.”

«El cartero ha traído el Bangkok Post…»
“El cartero ha traído el Bangkok Post/el Thailandia Travel/una carta sellada/la muerte de un ser querido/para la muchacha de mi American Breakfast/cada mañana/aunque he pedido mi carta/no estaba/o no me la han dado compasivos/con el extranjero que espera vida o muerte/ignorado en un rincón de Asia/el cartero nunca llama dos veces/viaja en una Yamaha/y sonríe en la ignorancia/de que la distancia/permite a la memoria cumplir nuestros deseos.”
«Definitivamente nada quedó de abril…»
“Definitivamente nada quedó de abril/pobre Rosa de Abril el mes más cruel/dibujada la muerte —hipótesis de la muerte—/entre mis manos tu rostro frío confirmaba/el silencio al que llevas mi memoria/memoria de mi infancia y tu posguerra/tu juventud agredida por los perros de la Historia/mi juventud agresora de tu instinto de vida/rosa Roja/de Abril el mes más cruel engendra/deseos sobre la tierra muerta mezcla/memoria y deseo mientras destruye abriles/que fueran promesa de eternidad//pero el viajero/que huye tarde o temprano detiene su andar/cuando la hipótesis del rostro de la muerte/se concreta en los límites de la primera/patria.”

«El dos»
“adiós muchachas doradas en perpetua/puesta de sol anaranjados pechos/lamidos por el atardecer apuntan/a las ventanas donde agonizan los mirones/adiós esquinas preparadas para los desertores/de la agonía de tigres de hojaldre/domingueras/ciudades cercadas por las geometrías/inútil la compasión donde habite el olvido//geometrías de la razón/amurallada/las ciudades son cuadradas/los paraísos circulares/en el centro/del mundo Heliópolis y Salem/ciudad del sol y de la paz/peregrino entre dos ciudades/la de la Memoria y la del Deseo/la de la Geometría y la de la Compasión/ciudades matronas coronadas murallas/las siete puertas de los cielos/las siete puertas de Jerusalém/las siete puertas del cuerpo/las siete/ciudades del ser para la muerte/la madre/la profecía la huida los infiernos/la ciudad de arena de los sueños/la del deseo/podría llamarse Historia de ser cierta/suma materiales y construye el tiempo//pero sólo serás libre al llegar a Memoria/la ciudad donde habita tu único destino/el frío aguarda más allá de las patrias/más allá de los nombres conocidos/los gestos/sin sorpresa ni imaginación se ocultan/cuando descansas o estás muertos/de sinceridad ante el descubrimiento/de ir de fraude en fraude de muerte/en muerte//¿la arquitectura transformará las agonías?/ningún laberinto altera el resultado/pero es cierto que más placer se encuentra/en los juegos largos que no aburren/en la perpetua/improvisación del no saber qué hacer.”

«Volvamos a lo concreto…»
“volvamos a lo concreto/mejorable/el análisis concreto de la situación/concreta/camaradas/la almendra estaba entre la esfera/y el huevo aplastada materia cierta/fugitiva de su metafísica comestible/no es metafísica todo cuanto se come/verde seca tostada garrapiñada leche/para mujeres de hígados/ovarios delicados/comercio industria trabajo paisaje/vida/recuerdo como la magdalena de Proust/adjetivable hasta límites sustantivos/almendrero almendrera almendrar allozar/almendruco almendrolón arzolla alloza mollar/dulce amarga amigdalino amigdaláceo/allozo: aun verde por tierra blanca por dentro/como la rosa de Alejandría/¿o era de El Cairo?.”

«Madre madre vestida madre…»

madre madre vestida madre/arrinconados muertos tiernos/cual resucitados insuficientes/hemos andado luego caminos/sobre los días mares que se extinguen/en su propio frío ensimismados/y en el nuestro vapores de presagio/acompañados de recuerdos nos morimos/los helados vapores acuchillan/penúltimas profecías/convocatoria de los que confían/en nosotros para seguir presencias/diluidas a la medida del olvido/ojos cerrados/llenos de muerte ajena oscura fosa/común la del tiempo donde enterramos/antes de morir en la esperanza/de que alguien nos convoque/entre los torpes trabajos y sus días/y si lo hacen que sea en abril/salado el sol saladas aceitunas/negras negro el pan y el correlato/pero era tu pequeña mano mutilada/en batallas de agujas sin dedales/mi patria.”

Para saber más sobre la poesía de Manuel Vázquez Montalbán

  • Manuel Rico, Memoria, deseo y compasión. Una aproximación a la poesía de Manuel Vázquez Montalbán, Barcelona, Mondadori, 2001.
  • Marta Beatriz Ferrari, «Un novísimo atípico: la singularidad poética de Manuel Vázquez Montalbán», Prosemas: Revista de Estudios Poéticos, 2016, 2, pp. 205-227.
  • Sergio García García, Mezclando memoria y deseo. La poesía de Manuel Vázquez Montalbán (1963-2003), Valencia, Pre-Textos / Fundación Gerardo Diego, 2020.

Manuel Vázquez Montalbán pasó a formar parte de la historia de la poesía española gracias a su inclusión en la antología Nueve novísimos poetas españoles (1970), realizada por el crítico Josep Maria Castellet. Al igual que con su anterior proyecto antológico, Veinte años de poesía española (1960), Castellet pretendió canonizar la ruptura poética de aquel momento —la llamada generación del 68, cuyo punto de partida reside en el poemario Arde el mar (1966), de Pere Gimferrer— a partir de nueve poetas y de la teorización de una serie de actitudes literarias comunes, como el rechazo hacia la poesía social, el culturalismo, el gusto por el fenómeno camp de Susan Sontag o la atención hacia los mitos provenientes de los medios de comunicación de masas, entre otras. A pesar de su consolidación con el paso de los años, la antología Nueve novísimos no estuvo exenta de polémica, y tanto los poetas anteriores del medio siglo como los poetas coetáneos criticaron la propuesta de Castellet e iniciaron una disputa en torno a su pertinencia que dura hasta nuestros días. Al respecto, el poeta Félix Grande ya escribía en 1970: «Un fantasma recorre la poesía española. Para unos, el fantasma es un libro: Nueve novísimos. Para otros, el fantasma es el cerco de desprecio o de ira que ese mismo libro soliviante en muchos de sus abundantes lectores».

            En mis primeros versos pedía libertad, pan, justicia, enseñanza gratuita y amor libre (yo en mi adolescencia era muy tigre de papel y muy reformista).

Ahora escribo como si fuera idiota, única actitud lúdica que puede consentirse un intelectual sometido a una organización de la cultura precariamente neocapitalista.

            La cultura y la lucidez llevan a la subnormalidad.

            Aprovecho esta oportunidad para pedir una beca estatal por hipersensible.

            Este año el Barça ganará la Liga. Eugeni Trías conseguirá una alineación característica: Sadurní; Torres, Gallego, Eladio; Rifé, Zabalza; Rexach, Marcial, Bustillo, Fusté y Pujol.

            Cuando cambien las cosas entonces cambiaré de creencias estéticas. De momento éstas me han costado mucho de adquirir. Tal vez esté mal el decirlo, pero un servidor no le debe nada a nadie y puede caminar con la cabeza muy alta.

            P. D. No sé si habré expresado claramente mi criterio. Creo que la poesía, tal como está organizada la cultura, no sirve para nada. Sospecho que no sirve para nada en ninguna parte. Pero la irregularidad histórica española me obliga a aplazar un juicio universal. Creo que escribir es un ejercicio gratuito que satisface las necesidades de unos 2.000 culturalizados progresistas. De esos 2.000 culturalizados hay 700 u 800 que no están de acuerdo con lo que uno escribe. Otros 500 le conocen a uno con mayor o menos aproximación y no están dispuestos a tomarle en serio. Los 700 restantes don críticos, vecinos y ex compañeros de colegio. Hay que reservar una plaza especial par Gimferrer que se lo lee todo y otra para Castellet que se lo lee todo para luego hacer antologías. Las antologías sí que se leen. Creo que a partir de ahora sólo escribiré antologías. Olvidaba algo. Creo en la revolución. Con una condición: la libertad de expresión. Otra condición (si no es mucho pedir): que en todas las oposiciones para burócrata revolucionario sean obligatorios ejercicios orales y escritos sobre mi obra en prosa y en verso. Tampoco estaría mal que en los textos de Enseñanza Revolucionaria se utilizaran fragmentos de mis obras como ejemplos estilísticos.

Hay que ayudarnos los unos a los otros. (Manuel Vázquez Montalbán, “Poética”, en J.M. Castellet, Nueve novísimos poetas españoles, Barcelona, Península, 2010, pp. 57-58).

¿Yvonne de Carlo? ¿Yvonne de Carlo?… ¡Ah! ¡Yvonne de Carlo!, poema escrito especialmente para la antología Nueve novísimos poetas españoles.

El pan era negro o blanco/el aceite verde-lodazal/caquis los recuerdos/Yvonne de Carlo/era el technicolor/en su contorno lila destacaba/la boca corazón, el busto corazón/las bragas corazón en la danza/de Sherezade//y en su pequeñez/permanecía la promesa árabe/de la mujer portátil complacida/por el ritmo desnutrido/del tricycle-man//para nosotros era la chica/redimible como una maestra/de primera enseñanza/    sus ojos grandes/pero sucios los hemos visto luego/abotonando la penumbra de las cafeterías/entonces eran/lo más parecido a los diamantes del tesoro/privado del Hombre Enmascarado/sorprendidos/de que Ana María la enamorada/del Guerrero del Antifaz más pareciera/Hija de María que Yvonne de Carlo/con su escote prefabricado y su fotogenia/de payasa/y cuando Mario Cabré, Mario Lepanto/Mario Tenorio, Mario Trento/Mario Gadner/la requebrara en el Festival de Cannes/(más arde y más se quema/cualquiera que te ama/amor, quien más te sigue/se quema en cuerpo y alma)/ambiguos/nos sentimos nacionalmente representados/mas personalmente burlados/a punto sin embargo de enamorarnos/de muchachas con más carne que hueso/de descoloridas bragas blancas/entrevistas/en furtivas correrías por parques/repletas de domingo//atardecía, alguien nos dijo/que las muchachas mueren seis días/cada mes/luego resucitan/aceptan cartas furtivas/y si te pareces a Peter Lawford/se dejan besar.

Minutos después de habernos leído Castellet el prólogo de los Nueve novísimos dichosos, bajaba la escalera de su casa con Félix de Azúa (otro de los implicados) y comentábamos: en el libro, el que quedaba mejor de todos es el propio Castellet. “Nos es relativamente infiel”, comentó Azúa con profundísima comprensión. El público no lo ha entendido así, salvo excepciones, y Castellet ha quedado tan “novísimo” como nosotros nueve y me atrevería a decir que más insultado incluso. Porque a un servidor le han llamado chismorrero y a Gimferrer “Celia Gámez”, pero a Castellet le han llamado ignorante e infiel. Son cargas de profundidad. Son insultos serios. Científicos dirían, de no temer devaluar una palabra que tantos respectos merece (Manuel Vázquez Montalbán, «Castellet o la ética de la infidelidad», Triunfo, 19 de diciembre de 1970).

Porque algo nos unía [a los novísimos]. Haber asimilado la relativización del sujeto poético, ya practicada por los Valente, Biedma, Barral, Ferrater, González, Crespo, Goytisolo y compañía; haber comprendido la relativización de la función social-histórica de la literatura; valorar la exigencia de lo literario y rechazar la justificación de las buenas intenciones ideológicas; partir de un nivel de información cultural superior en relación a las promociones de la posguerra, en parte gracias al esfuerzo hecho por las promociones de la posguerra. […] No hace mucho en las páginas de este diario un, por otra parte, excelente escritor publicaba el réquiem 1.000 o 2.000 de Los novísimos y se esforzaba en demostrar que casi todos los poetas seleccionados por Castellet ya no éramos poetas, éramos novelistas, o críticos, o profesores, o jurados de premios literarios. Le falla la memoria o el archivo al ilustre articulista; en casi todos los nueve casos, y en lo que a mí respecta, cuando Castellet me metió en su selección nacional sólo había publicado dos libros de poemas y en la actualidad he publicado cinco, el último y excelente, en 1982, con el título de Praga. Cinco libros son muchos libros, demasiados diría yo, y creo merecer la etiqueta de poeta que no he dejado en mal lugar la opción de Castellet: es decir, ser uno de los 10.000 mejores poetas españoles a fines de la década de los sesenta (Manuel Vázquez Montalbán, «Sobre los “novísimos” y sus postrimerías», El País, 3 de diciembre de 1985).

Para saber más sobre Nueve novísimos poetas españoles y la generación del 68

  • Guillermo Carnero (coord.), «De estética novísima y “novísimos”», Ínsula: Revista de Letras y Ciencias Humanas, 1989, 505 y 508.
  • Ángel Luis Prieto de Paula, Musa del 68. Claves de una generación poética, Madrid, Hiperión, 1996.
  • Juan José Lanz, Nuevos y novísimos poetas. En la estela del 68, Sevilla, Renacimiento, 2011.
  • Araceli Iravedra (ed.), Hacia la democracia. La nueva poesía (1968-2000), Madrid, Visor / Centro para la Edición de los Clásicos Españoles, 2016.
  • Sergio Fernández Martínez (ed.), Novísima antología novísima, León, EOLAS Ediciones, 2021.

Aportaciones

Manuel Vázquez Montalbán no cesó en ningún momento de su vida la escritura de poemas, y no pocos de ellos fueron musicados por diferentes artistas, tanto españoles como extranjeros. Además, se conservan algunos testimonios del propio autor recitando sus textos poéticos. Y muy en consonancia con su faceta poética y en su interés por diversas manifestaciones musicales, cabe destacar que el escritor barcelonés fue también autor de letras de canciones, como los tangos incluidos en su novela Quinteto de Buenos Aires (1997), y de espectáculos musicales, como Guillermotta en el país de las Guillerminas (1973) y Flor de nit (1992).

Asimismo, a partir de algunos de sus textos se han creado propuestas teatrales, como Se vive solamente una vez (1981), adaptación de su obra Cuestiones marxistas (1974), y Groucho me enseñó su camiseta (2009).

Audiovisuales

Selección de musicalizaciones e interpretaciones de poemas y canciones de Manuel Vázquez Montalbán

  • Flor de nit, obra de teatro musical escrita por Vázquez Montalbán a partir de una idea de Dagom Dagoll y estrenada en Barcelona en abril de 1992 bajo la dirección de Juan Antonio Ríos. El texto completo se puede consultar en la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes .

  • Groucho me enseñó su camiseta, espectáculo musical en torno a las canciones escritas por Vázquez Montalbán, estrenado en Madrid en septiembre de 2009 bajo la dirección de Manuel Gas y Damià Barbany.

  • «Poema al Che Guevara», publicado en la antología cubana Poemas al Che. 84 poetas de España y América rinden homenaje al guerrillero de 1969, interpretado por Juan Carlos «Flaco» Biondini

  • Poema «Inútil escrutar tan alto cielo», de Pero el viajero que huye, interpretado por Loquillo.

  • Tango «¡Hombre oculto!», incluido en Quinteto de Buenos Aires e interpretado por Jaime Ross.

  • Poema «Oh ciudad del terror», de Praga, musicalizado por O Vals das Mouras.